El corazón de un dragón

Capítulo uno: Corazón y Lealtad

El dolor de su herida aún se encontraba presente, la profundidad del corte que podía incluso palpar con sus dígitos la fisura, su corazón bombeaba a mil por hora, era agonizante, las lágrimas caían al no tener otra opción más que resignarse a morir, todo era negro hasta que sintió una vez más esa calidez; despertó.

Asustado y con el rostro húmedo por las lágrimas que había dejado caer en sueños ¿Todo era un sueño? Bajó su mirada, solo una única prenda lo cubría la alzó lo suficiente para divisar la herida de su estómago, no había nada, sin embargo en el área del pecho podía notar una extraña cicatriz que no recordaba haber tenido, por ahora decidió no tomarle importancia, tal vez solo era alguna marca de nacimiento. Gateo para salir del extraño lugar donde se encontraba, podía divisar un poco de luz en el exterior, vaya decepción se llevó al notar que se encontraba en una cueva, salió de una para entrar en otra, no tenía lógica.

Bajó su mirada, sus pies estaban descalzo, pero pudo notar la paja que pisaba, apenas se daba cuenta que había dormido sobre ella ¿En qué momento? Tampoco recordaba cómo llegó a tal lugar, su atención ahora era a su alrededor, buscaba una posible salida, alguna señal que le ayudase a saber sobre su ubicación, giró sobre sus pies ahora para divisar mejor donde tal lado, casi termina en el suelo de la sorpresa que se dio al ver al gran dragón a su lado. Sus piernas temblaron y su cuerpo no respondía sintió varias punzadas en su corazón por lo que logró ganar fuerzas para alejarse lo suficiente hacia la esquina. El rubio tragó saliva, caminó nuevamente hasta donde la criatura se encontraba, al parecer estaba profundamente dormido. Recién caía en cuenta de que todo este tiempo estaba durmiendo bajo el ala del dragón.

Sin hacer ruido se alejó, varios pasos hacia adelante, poco a poco lo dejaba atrás hasta que logró correr hacia donde creía que estaba la salida, no se preocupó en mirar atrás tan solo quería salir, seguir ahí era peligroso eso pensaba hasta que logró ver la luz del sol a lo lejos, aumento la velocidad, pero se detuvo antes de lograr salir, el aire frío y la imagen que ahora tenía lo dejaron atónito; estaba a varios metros de distancia del suelo, no podía ver forma de bajar, era demasiado rocoso y un paso en falso podría acabar con su vida. Dio un paso atrás y terminó de rodillas ¿Por qué? No entendía porqué le pasaba todo esto.

Se abrazó a sí mismo más por el frío y por lo vulnerable que se sentía en ese momento, las lágrimas volvieron a salir, no sabía que hacer, aún si lograba irse de tal lugar, no tenía donde volver, nada cambiaría.

Los grandes pasos se escucharon, el rubio supuso que sería su final, sería devorado por el lagarto, se abrazó con más fuerza ocultando su rostro entre sus propias rodillas. Los pasos se detuvieron, un tacto familiar se hizo presente, una calidez que antes había sentido; lo recordaba. En ese momento, el dragón estaba en ese lugar, justo cuando había perdido la conciencia.

Alzó su rostro encontrándose con el hocico del dragón, estiró su diestra para tocarlo, como recordaba haberlo hecho, el miedo y la tristeza habían desaparecido y ahora se envía más tranquilo. Una ráfaga de aire logro hacer que volviera a temblar, ahora busco refugio en el gran lagarto, quién, sin pensarlo se recostó en el lugar y alzó una de sus alas dando a entender que tenía permitido mantenerse abrigado bajo ella, accedió a la oferta, manteniéndose lo suficientemente cerca de la piel del otro, podía observar el exterior desde su lugar, mantuvo su mirada en el cielo, las montañas de más al norte y después pasó al dragón, no habían intercambiado palabras y tampoco sabía si era posible mantener plática con éste ¿Sí quiera sabían el lenguaje humano? frunció los labios, pero soltó un quejido al sentir nuevamente una punzada en su corazón.

El dragón parecía estar al tanto de lo que le sucedía, puesto que su mirada se enfocó en el muchacho que mantenía ambas manos cerca de su pecho.