La primera vez que sentí quererte de una manera extraña fue un sábado sentado al lado de mi mejor amigo. Él me miró, y como la persona que mejor me conoce me dijo:"Te gusta."
Quería llorar, porque era cierto y aunque fueras la persona más maravillosa de la vida, no estaba listo para enamorarme de nuevo.
Eran finales de febrero, hacía muchísimo calor, había terminado una desastrosa relación tóxica y había tenido un pequeño acostón con un vecino. En simples palabras, la vida no andaba bien para mí.
Una semana después, yo te quise más... Y a la siguiente, y a la siguiente después de esa.
Trataba de esforzarme, me arreglaba con esmero antes de verte, intentaba que confiaras en mí, te mandaba mensajes con intención de ser dulce, pero no funcionó. Porque tú tenías a alguien más. Me enteré de la existencia de "él", te gustaba y aún no dolía, aún podía soportarlo. Me importabas tanto que lo único que yo quería era que fueras feliz.
Aún así quise intentarlo, seguí a tu lado (a tus espaldas, más específicamente) Cuando te veía, me parecías la cosa más preciosa del mundo. Estaba en la insufrible etapa donde ves a alguien y te pones nervioso, más de lo que quisieras; donde tu corazón palpita a un grado que nunca imaginaste. Trataba de aparentar, contigo y con todos.
No sé que sucedió con el chico que te gustaba, además de que francamente no me importa. Pero un día, de repente, dijiste que le habías dado un no.
Sin embargo, el tiempo pasaba, y como todo ser humano con sentimientos, me cansé. Suena horrible, pero entiende que en una relación de amistad, eras un encanto y más, pero no hablemos de relaciones amorosas porque ahí tienes un largo historial de corazones rotos.
Intenté, -con todas mis fuerzas- olvidarme de que alguna vez me gustaste, o me imaginé cual quinceañera un futuro contigo. Los días ignorando mis sentimientos se convirtieron en semanas, y casi al mes de rendirme, tú dijiste una frase que terminó con todos mis débiles intentos de olvido.
Me diste esperanza.
Estábamos en un receso en la escuela, hablando de estupideces con nuestros amigos, cuando de repente de tu boca salió una frase, "si tuviera que elegir a alguien de la clase para casarme, elegiría a Miguel."
Así que, en contra de toda razón lógica, volví a ti. Para esto, habían pasado casi 6 meses desde aquella charla, sentado al lado de mi mejor amigo. Seis meses donde hablamos, donde confié secretos jamás contados, donde poco a poco una confusa conexión nos comenzaba a atar.
Y tenía miedo, muchísimo. Me asustaba que me dejaras, que todo lo que con esfuerzos habíamos construido entre tú y yo, se destrozara cuando te declarara mis impertinentes sentimientos.
Elegí la opción más fácil, esconder todo lo que sentía, mirarte de lejos, dejar que las cosas fluyeran, no forzar las cosas.
No puedo saber el momento exacto donde las cosas cambiaron, cuando comenzaste a dejar ver que tal vez, sí querías algo conmigo. Me acuerdo de ciertas situaciones, ambas partes éramos tan obvias. Pero aún estaba asustado, y ese miedo irracional no me dejaba avanzar.
Era noviembre, no sé como pasó, pero llevaba tanto tiempo quedándome callado que simplemente, me enfadé y decidí que la declaración saldría en cualquier momento.
Quién no se arriesga, no gana. Por ello, a través de una serie de motivadoras canciones de aliento, me preparé para lo que estaba por pasar.
Vayamos a una fecha específica, al 23 de Diciembre.
10 pm, demasiados shots de tequila en mi cuerpo y una muy nublada visión de las cosas; en un baño que no conocía, lejos de casa, llorando por ser tan idiota, te declaré por primera vez que me gustabas. Las cosas son borrosas después de eso, y archivé esa charla en lo más profundo de mi vida,
Pero, antes de avanzar, quiero escribirte muchas cosas que no te dije, y no te he dicho nunca.
Estoy enamorado de ti (eso para empezar) y no tienes la menor idea de lo dispuesto que estoy para que esto funcione. Fue raro, definitivamente, como se dieron las cosas entre los dos. Como de odiarte, pasaste a ser uno de los hombres más importantes en mi vida. Como, un primero de enero, hablamos y me hiciste la persona más dichosa del mundo al decirme que tú también sentías lo mismo por mí.
Hay cosas que te asustan, lo sé, tu vida no es fácil, y tal vez no podré darte el mejor consejo de la vida, pero eso no implica que no me preocupe por ti, de lo que pasa en tu casa y de lo mucho que quisiera darte una nueva vida.
Quiero que confíes en mí, y que comencemos algo juntos, quiero protegerte, aunque no necesites la protección de un muchacho tan menso como yo.
Te amo, amo tus ojos, tu sonrisa, tu pelo, tus manos; amo cuando te ríes a carcajadas, amo como pareciera que siempre estás dispuesto a abrazarme y amo cada centímetro de ese 1.65.
No hay presiones, lo juro, no quiero que te sientas obligado a algo, pero realmente espero que digas que sí a aprender juntos como querernos y comer elotes por el resto de nuestra existencia.
Así que, antes de arrepentirme...
Hiro, ¿quieres ser mi novio?
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Declaración | Higuel
FanfictionEn donde Miguel le escribe por primera vez una carta a Hiro.