Capítulo I: Choque destinado.

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El despertador había sonado, 8:00 am, hora de levantarse. Hoy no se podía dar el lujo de quedarse más tiempo en la cama, debía prepara su hogar para dar asilo a su sobrino durante dos semanas, debido al viaje de su hermana y cuñado.

Con el malhumor que conlleva levantarse impregnado en el rostro, se encargó de asearse para comenzar el día. Luego de ello, preparó un ligero desayuno, y procedió a limpiar su hogar.

Su hogar, aunque no era el más limpio, nunca estaba desordenado, por lo que no era ni medio día cuando terminó.

Como faltaba tiempo para recoger a su sobrino del colegio, intentó trabajar un rato. Quizá una lluvia de ideas para su próxima historia. Definiría a sus personajes... no, primero el género, ¿qué clase de historia sería...? Ah, todo era un caos.

Y ese era el actual problema de Jiang Cheng, no tenía inspiración, no sabía como abordar sus historias, si bien era un escritor por lo menos decente, sus obras nunca destacaban por ser llamativas, eran solo un libro más y eso lo frustraba.

Su editor siempre le decía que debía llenarse de lo cotidiano para poder plasmarlo, ya que uno de sus problemas es que sus obras carecían de realismo. Pero, toda su vida había sido un ermitaño, ¿cómo es que de la nada abriría su ser al mundo? Eso era simplemente imposible.

Era cerca de las 12.30 pm, debía recoger a Jin Ling -pues un niño tan pequeño no podría volver a casa solo.

Tomó las llaves de su auto y se dirigió donde su sobrino, había acordado esperarlo en las bancas del parque que se encontraba a un lado, pues nuevamente, Jiang Cheng evitaba las conglomeraciones.

Se situó en la banca más alejada posible, saliendo de su auto por si a su sobrino le daba ceguera repentina y no alcanzaba a visualizarlo. No faltaban ni 10 minutos para que la campana sonara, no le molestaba esperar.

Miraba con monotonía el vecindario ajeno en el que se encontraba, y suspiró cuando vio un hombre pasar frente a él a escasos metros.

El hombre parecía ser unos cuantos años mayor a él, de cabello ligeramente largo envuelto en una -aunque no muy baja ni alta coleta-.

Quizá posar tanto su vista en el hombre provocó el accidente, el hombre había dejado caer la montaña de objetos que traía entre sus brazos.

Ladeó su mirada del hombre y prefirió ignorarlo, cuando de repente, pensó que quizás esa era una buena situación para un primer encuentro en una novela. "Rodéate de lo cotidiano" y ese pensamiento lo motivó a acercársele ayudarlo.

¿Acaso existía una manera correcta de acercarse a un extraño? Si caminaba muy rápido parecería nervioso, -lo cual, aunque estaba, no quería demostrarlo-, y si caminaba muy lento se vería sospechoso.

¡Como si importara! -se regañó por tanta contradicción de su parte-. Simplemente dejó sus pensamientos y se acercó con paso decidido, ni muy lento ni muy rápido, sí, todo de manera ágil y perfecta.

Se agachó frente al hombre y comenzó a ayudarlo, todo en silencio. El hombre que, aunque parecía sorprendido, no negó la ayuda.

-Muchas gracias por tu ayuda... -el hombre no parecía saber cómo llamarlo ¡Estúpido, ni siquiera se presentó!

-WanYin, mi nombre es Jiang WanYin. -respondió tímidamente por su error.

-Oh, lindo nombre, WanYin. -el hombre le dedicó una cálida sonrisa, y no pudo evitar quedar maravillado. -Mi nombre es Lan XiChen.

No dijo nada, solo asintió, su rostro y voz eran perfectas.

Salió de su trance en cuanto esos ojos se posaron en los suyos.

Entre pinceladas y sueños.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora