Capítulo II: Inspiración.

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—¿Qué significa "rodearte de lo cotidiano"?

—Señor Jiang —dijo ignorando la pregunta del escritor— sus escritos son casi sublimes, tiene un amplio vocabulario, pero se sienten vacíos, como si los personajes no emanaran ningún sentimiento. Necesita acercarse más a las personas. No solo imaginar cómo son y escribirlas, las personas no son superficiales.

...

Mientras iba conduciendo, recordaba las palabras de su editor, rodearse de lo cotidiano... ¿conocer a las personas? Nunca fue bueno con eso, no se sentía cómodo con las personas y siempre se mantenía al margen.

Ni siquiera tenía un gran número de amigos, se limitaba a las visitas que le hacían su hermano mayor y su excompañero HuaiSang o las visitas de su hermana y padres.

Todo tiene un órden, y si quería "rodearse de lo cotidiano" primero debía iniciar con su familia y su único amigo.

Aún si resultaba molesto era algo que debía comenzar a hacer.

—Tío Cheng, ¿ya mero llegamos?

—Ya casi, A-Ling. —se sumergiría en sus pensamientos y pronto se dio cuenta de su error. —A-Ling, dime, ¿hay algo que quisieras contarme sobre la escuela? Además de haberle picado el ojo a tu amigo...

El niño pareció pensarlo, hasta que finalmente recordó algo.

—Mañana habrá una reunión con la maestra. Cada semana hay una junta con la maestra para reportar nuestros avances.

Genial, tendría que interrumpir sus actividades. Aunque, bueno, era por su pequeño A-Ling. Además le había prometido a su hermana cuidar bien del pequeño A-Ling. Seguramente si dejaba a Jin Ling solo, y su hermana se enterara, recibiría un regaño de su parte.

—¿A qué hora será? Debo organizarme para poder ir.

—Mhm... lo tengo anotado en mi libreta, pero ya lo olvidé. —y por esa razón, la maestra hacía que escribieran todo, los niños de su edad solo recordaban cosas relacionadas a juegos.

No dijo ni una palabra más y simplemente continuaron el camino hacia la pizzería.

Una vez hecha la orden no tardaron en entregarle el producto ni ellos en volver a casa.

Finalmente estaban en casa. Ambos tenían un gran apetito.

Jiang Cheng empezó a cortar en rebanadas la pizza y las sirvió en los platos que con anterioridad había sacado. Sirvió un vaso con limonada para cada uno y finalmente ambos se sentaron a comer.

—A-Ling, ¿lavaste tus manos, no es así?

El niño asintió y comenzó a devorar con ímpetu su porción de pizza.

El almuerzo se llevó a cabo en silencio, el pequeño parecía más concentrado en su comida que en su tío, probablemente se debía a que sus padres, raramente le daban aquel alimento que Jin Ling consideraba un manjar hecho por los dioses.

Al terminar, ambos se encargaron de limpiar la mesa y pronto se dirigieron al estudio del mayor para realizar cada uno sus tareas y trabajos.

Por un lado, Jin Ling debía practicar el alfabeto, recién aprendía a escribir y necesitaba mejorar su letra.

Por otro lado, Jiang Cheng aún estaba en el proceso de lluvia de ideas para su nueva historia.

Aunque fuera un poco incongruente, se especializaba en historias fantásticas y con temática antigua, sin embargo, su editora le había recomendado salir de su zona de confort al haberle puesto como meta hacer personajes más diversos.

Entre pinceladas y sueños.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora