2

54 10 2
                                    

LA INOCENCIA ES RELATIVA

Era la primera clase de la segunda semana, y ya me quería ir. El aula estaba infestado de olor a fragancia cara, de esas que hacen doler la cabeza de lo hostigosas que pueden ser, me replanteaba uno y mil escenarios en los que me rendía y decidía escapar de esta escuela, en donde me sentía tan fuera de lugar. 

Sumergida en mi propio mundo de lamentaciones, en la espera de que la clase comenzara, una voz sonó en mi dirección, sacándome de mis pensamientos negativos.

-Soy Shannon. 

Esas palabras me distrajeron, nadie me había hablado hasta ahora, siendo muy diferente a todos los demás, así que, me di la libertad de voltear a ver a aquella que me hablaba. Una chica sentada a lado mio, con aspecto ordinario, tan diferente de los demás princesitas, no negare que puse un gesto dubitativo, pero me alegre se saberme acompañada <<genial, por fin alguien normal y no una muñeca de porcelana>> pensé, parecía la única persona que no se veía incomoda ante mi presencia hasta ahora.

-Soy Alex- la inspeccione sutilmente de los pies a la cabeza, no diademas raras, ni sopas extravagantes, o perfumes hostigantes, ella era como yo, ordinaria- que raro, pareces normal.

Dije, sin esperar su reacción, la cual fue una sonrisa, como si me siguiera el juego.

-No todos los que asisten a esta escuela son hijos de millonarios, algunos entramos con suerte.

La chica guiño el ojo y rió levemente. Parecía agradable pero  había algo que no me convencía. conocía perfectamente de la existencia de diversas becas con las que puedes obtener un lugar en la escuela, pero ella no parecía del tipo inteligente...

-Ya escogiste club Alex?

-he? si, me incline por dibujo, aunque estuve a nada de inscribirme en literatura.

-vaya, yo estoy en música. ¿Eres buena escribiendo historias o solo lees?

-ambas.

Shannon tenia intención de seguir hablando, sin embargo la voz del profesor llamo nuestra atención. Las dos miramos al frente, en donde se encontraba aquel hombre alto y canoso, el cual hablaba con calma.

-para los que aun no se han enterado, la escuela permite a los salones organizar fiestas dentro de la facultad cada fin de semana, pero un vez al mes se hace una fiesta con todas las facultades. por ser inicio de clases será este fin de semana.

Mi mente estaba concentrada totalmente, aunque no a lo que decía el profesor, sino a ver la pequeña y lejana escena a través de la ventana.

Un chico estaba en la delgada linea entre el techo y metros de caída al suelo. Justo en el edificio de enfrente, segundo año si no mal recuerdo, ese era el edificio de segundo año. Mis sistemas de alarma todas se encendieron, mis manos empezaron a sudar, y me removía nerviosa en mi lugar cada que veía a aquel extraño acercarse mas y mas a aquella orilla peligrosa.

Supongo que ha este punto lo mas razonable sería avisar al profesor ¿no?, pues lo razonable ni siquiera se me pasó por la cabeza. Me levanté de mi asiento casi inconsciente de lo que hacia y crucé por delante del profesor, sin importarme el escandalo que causaba, el profesor que me gritaba, o las consecuencias que mis actos sin aparente sentido pudieran llegar a causarme.

Salí del aula corriendo, no muy segura de lo que hacía. Recorrí todo el edificio hasta llegar a la salida, sin fijarme en los escalones peligrosos, los arbustos del patio o las replicas del guardia del edificio, entré a el y subí, casi con la respiración al limite, cada uno de los pisos faltantes hasta la azotea. En estos casos era una molestia que la escuela fuera tan inmensamente grande.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jan 18, 2021 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

LECTOR DE UNA CARTA SUICIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora