La situación se salió de control cuando Loki se llevó a Eidar. Después de una pelea absurda en la oficina del rey, los hermanos de Surtur se deshicieron en arena y se fueron por el mismo lugar donde escapó su objetivo; pero se encarnaron en elfos de nuevo cuando vieron a los elfos de Caranthir congelados en el suelo, inmóviles y llenos de miedo. El castillo se sentía frío y con un olor desagradable.
Decius se acercó a los guardias para tomar sus miedos y ayudarlos a calmarse mientras Rance hacía lo posible para descongelarlos.
—Eidar no lo hizo —dijo el rey, analizando cada zona con nervios—. Alguien más estuvo aquí.
—Reconozco el olor —dice Elentari, llevándose las manos al pecho y su rostro se ve preocupado—. Loki Laufeyson.
Los hermanos de Surtur se miraron entre sí con frustración y Ryndíh dejó escapar un gruñido lleno de enojo. Miró a Surtur a los ojos. Las palabras no eran necesarias, con solo verse entendían la amenaza del otro. Dejaron de mirarse cuando sintieron un leve temblor bajo sus pies.
—Buscaré a Carmelia —dijo Caranthir preocupado y acarició el rostro de su hermana—. Por favor, no te apartes de Surtur.
—Nunca —dijo ella y tomó sus manos para tranquilizarlo.
Abandonaron el castillo cuando tembló por segunda vez, los elfos de afuera gritaban asustados, nadie entendía qué estaba sucediendo. Las sacudidas en la tierra eran leves, pero no era normal que Alfheim se sacudiera de esa forma.
—Puta mierda —dijo Rance, mirando algo a la lejanía.
Cruzando la frontera que conectaba Alfheim con Svartalfheim, cruzando los caminos oscuros y las conexiones, vieron figuras colosales caminando con lentitud en el mundo de Surtur. Los jotnar estaban destruyendo Svartalfheim y Nidavellir.
—La historia se repite —dijo Decius, con el corazón agitado—, esta vez con tu raza, Surtur.
El príncipe oscuro se quedó mirando sin decir nada, estaban demasiado lejos para poder impedir los ataques. La primera vez que vio a los jotnar asesinando elfos, fue en Alfheim y se metió únicamente para proteger a Elentari, incluso cuando no eran nada más que simples conocidos. ¿Qué debía proteger en Svartalfheim, si ella estaba segura a su lado en Alfheim? ¿Cuál era la razón para enfrentarlos esta vez?
—¡No te quedes allí parado, idiota! —dijo Ryndíh furioso, sacudiendo a su hermano menor— ¡Eres el maldito heredero, protege a tu reino!
Surtur ignoró la forma en que su hermano lo agarró de los hombros para hacerlo reaccionar y bajó la mirada hacia su prometida.
—¿Serás mi reina cuando asuma el trono, cielo? —preguntó en voz baja.
—Seré todo lo que anheles con tal de estar a tu lado.
Allí estaba su propósito. Otra vez ella era su razón de ser y estar. Ryndíh y Malevjörn fueron los primeros en ir a Svartalfheim deshaciéndose en arena para llegar más rápido y correr a favor del viento. Rance y Decius fueron saltando de árbol en árbol mientras los príncipes prometidos corrían por la colina oscura que conectaba los mundos. Surtur agarró su mano con fuerza para no perderla y Elentari intensificó el viento a favor de todos, para tomar un poco de impulso.
Cuando llegaron a Svartalfheim vieron casas destruidas, huertos muertos y los animales oscuros corrían a refugiarse en los bosques de Alfheim, con los animales de luz. Los jotnar destruyen todo a su paso, a pesar de no ser excesivamente gigantes que ocupaban todo con su pie, eran corpulentos y violentos. Sus mazos hacían añicos los esfuerzos que los elfos hicieron en construir sus hogares, las escuelas, las tiendas artesanales y las plazas.
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AL CAER LA LUNA
Fantasy(VERSIÓN CORREGIDA EN INKITT E INKSPIRED) Te narraré la historia de cinco valientes que buscaron romper la monotonía y desviaron su camino, fueron ignorantes y tuvieron que enfrentarse a la furia de nuestros dioses. No estuvieron preparados para ent...