Poemario perdido

El azar

-Tienes vino tinto – pregunte amablemente.

-Si, ya está por acabarse esta botella, ¿Te molesto si te acompaño? – respondió el bartender

Tras tomarnos la primera copa, mis ojos advirtieron que no había más personas en el bar.

-Día flojo - mencioné mientras tomaba un sorbo.

-Pues eres el primero de la semana, quizá de todo el mes - contestó despreocupado.

- ¿No te preocupe que cierren por falta de clientes?

-No pueden deshacerse de este bar, créeme - contestó hilarante.

- Bueno... mejor para ti, te pagan y no tienes mayor cosa que hacer.

- ¿Cómo te llamas? Para apenas conocernos haces muchas preguntas.

- Llámame Alejandro.

-Bueno Alejandro, usualmente mis clientes no suelen hablar mientras beben, ¿Tu por qué lo haces?

- Pues una vez en un bar, alguien me enseñó la magia de una buena conversación

- ¿Sí? pues muéstrame esa magia, aquí solo escucho chácharas de muertos en vida.

- Es curioso, pero nunca te has puesto a pensar ¿Qué hay detrás de esas personas despechadas?

- Malas decisiones quizás.

- No lo sé... quizá el azar no les jugo a favor.

- ¿A qué te refieres con azar?

- La vida es muy bromista... Un evento cuanto menos insignificante puede cambiar la vida de una persona.

- Tiene sentido, pero usualmente esos eventos suceden porque la gente los busca.

- Si, pero para eso hay que estar dispuesto a que esos eventos sucedan. Ovidio en Heroidas decía "La casualidad es siempre poderosa; que vuestro anzuelo esté siempre dispuesto y el pez picará en el estanque más inesperado''. Las personas despechadas están tan cansadas de la vida que ya no están dispuestas a que algo rompa su cotidianidad.

- Tal como te digo, muertos en vida.

- Pero siguen vivos, ese es mi punto. Sus vidas todavía no han terminado, por lo que quizá algún otro evento inesperado puede devolverlos a lo que fueron.

- ¿Cómo qué?

-Amor quizá...

- El amor no es algo al azar, es un proceso por el cual dos personas llegar a conectarse por las cosas que les gustan.

- No del todo... ¿Tú crees que todas las parejas del mundo son perfectas el uno para el otro y por eso están juntas?

- Pues no... Sería imposible que cada persona conozca a su pareja perfecta en un mundo con 8 billones de personas.

- Exacto a eso es lo que voy, esa persona que tiene a su pareja sabe de antemano que existen más de 10 mil personas que le gustaran más si las llegara a conocer, por lo mismo el amor no es más que un evento al azar.

- ¿Entonces que sentido tiene tener pareja si a la final el amor no es más que un evento al azar?

- Porque para eso estamos vivos, un mundo donde todo es inesperado y efímero vale la pena vivir cada momento pues no sabes cuanto este se puede acabar. Nach decía que "La vida debería vivirse al límite, no hay dejarse someterse por ninguna norma ni dejarse influenciar por lo que otros puedan decir o pensar sobre ti, hay que vivir cada momento, cada idea y cada día como un verdadero reto y entonces solo así uno logrará vivir la vida". Esa es la diferencia entre un despechado y alguien que mete el corazón a todo lo que hace. Quizá una mala vivencia producto de algo al azar le ha cambiado la vida al punto que la misma ya no tiene sentido y que más vale vivir una realidad mala pero conocida. De ahí que las personas que viven la vida saben que por cada momento bueno habrá uno malo, pero vale la pena vivir ambos, pues ambos sirven para el desarrollo de esa persona. Para que haya felicidad debe existir momentos de tristeza, pues es el punto en el cual uno empieza a apreciar lo que ha vivido y está dispuesto a que estos eventos al azar vuelvan a ocurrir. Si fracasaste en un amor no es el fin del mundo, por más que tu pareja no sea perfecta para ti, disfruta cada momento que tengas con esa persona, al fin y al acabo de todo se puede aprender y quizá esa experiencia sea la que sirva para enamorar a la persona que si te acompañara el resto de tu vida. Todo en la vida es un azar y no dudes que un evento inesperado pueda ponerte el mundo de cabeza una y otra vez.

El bartender no mencionó nada después de eso, acabé mi copa y procedí a pagar lo correspondiente. Me levanté y salí del bar viendo el sol que parecía haber querido entrar todo este tiempo al oscuro y silencioso bar.