Namgi

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Namgi

Si en algún momento de su vida a Kim Namjoon le hubieran dicho que se terminaría enamorado del omega al cual contactaría en una agencia de sexo telefónico muy probablemente no habría dudado ni un segundo en echarse a reír después de finalizar con un: Ni en ésta, ni en mi siguiente vida. Pero la vida daba muchísimas vueltas y ahora teniendo a aquel omega frente a sus ojos se daba cuenta de ello.

Min Yoongi ¿cómo podía describir a ese chico? Era un chico de ensueño, eso era seguro. Su piel pálida hacia resaltar sus hermosas hebras oscuras, incluso si era algo delgado tenía las proporciones correctas en los lugares correctos. Aquel omega se mantenía ahora parado con dificultad temblando y respirando con pesadez sintiendo su celo azotarlo con fuerza. Un hermoso y precioso rubor se posaba en sus mejillas y eso... todo eso, era un obra de arte para Kim, porque sí, esa era la palabra para definir al chico.

El lobo interior del alfa se retorcía al ver a su omega de esa forma, tan vulnerable y puro usando una de sus sudaderas quedándole extremadamente grande, cubriendo parte de sus muslos llegándole hasta sus rodillas. No había ninguna prenda además de esa que lo cubriera, fuera de eso estaba totalmente expuesto y eso estaba haciendo enloquecer al peligris.

- N-no me siento bien – titubeó sintiendo sus piernas flaquear. Namjoon sonrió con ternura levantándose de su asiento tomando entre sus brazos al menor escondiendo su rostro entre su cuello, permitiéndose embriagar por las potentes feromonas que emitía.

Olía a... menta, un peculiar olor que lo descontroló por completo, sin embargo suspiró algo frustrado y miró al pelinegro directamente a los ojos. Debía mantener la calma incluso si su lobo proclamaba marcarlo ahí mismo, debía calmarse o de lo contrario le haría daño a su chico.

"Arranca sus ropa, hazlo, hazlo" Aquella voz hacía eco en su cabeza acompañado de su instinto de alfa. Sus pantalones comenzaban a apretar ante la idea de hacerlo suyo de una. Más sin embargo negó, se odio a sí mismo al pensar en sucumbir a aquellos deseos. Lo que menos quería era espantarlo.

- Quiero protegerte – pensó en voz alta sonriendo cálidamente mientras acariciaba el suave cabello de su omega quien adquirió un hermoso brillo en sus ojos al escuchar a su alfa decir aquello. – Voy a protegerte – finalizó permitiendo a sus feromonas inundar el lugar mezclándose con las del otro.

Yoongi chilló bajo y se retorció entre los brazos de su alfa al olfatear su olor; era un aroma sin explicación, uno tranquilizante y esperanzador; no supo cómo describirlo en aquel momento puesto que aquel hedor lo llevo mucho más allá trasladándole a los recuerdos de su infancia. De aquellos días lluviosos cuando debía quedarse en casa y la lluvia se impregnaba en el pastizal y su abuela le otorgaba una taza de chocolate caliente haciéndole sentir en calma... Una sensación de hogar.

Sonaba un poco extraño, pero al omega le encantaba. – Tócame – pidió agitadamente rozando sus labios contra los del contrario.

- Una vez que empiece no me voy a detener – murmuró – así que si vas a pedirme que me detenga, es el momento.

Yoongi tragó saliva pesadamente sintiéndose cada vez más embriagado por las feromonas de Namjoon, podía sentir su parte trasera lubricarse naturalmente producto de su celo y su miembro reaccionar, el alfa siquiera lo había tocado y él ya estaba tan caliente..., para su poca suerte lo único que la sudadera estaba ocasionando era que su miembro al levantarse rozara con la tela enviándole un sin fin de descargas eléctricas por todo su cuerpo.

- P-por favor, hazlo, haz lo que quieras pero ayúdame – casi suplicó y Namjoon le dirigió una sonrisa llena de picardía.

De un instante al otro el mayor tomó al menor y lo arrojó a la cama, relamiendo y mordiendo sus labios lascivamente al ver al chico recostado boca abajo con su pecho recostado en la cama, dejando al descubierto una parte de su tan apetitoso y buen trasero. Yoongi relamió sus labios de igual modo y mordió su labio inferior mirando necesitado a Namjoon, provocándole... ¡Por dios, iba a volverle loco! El alfa se sentía siendo devorado por la súbita sensación de sed, el omega era su oasis en medio del desierto; el único capaz de devolverle un poco de cordura.

K liente - TaekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora