EL surgir de un reino

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Erase una vez en un páramo sombrío, en donde no nacía nada y nadie podía sobrevivir, ya que por alguna razón nada podía crecer en esas tierras, pero todo esto iba a cambiar por una nueva habitante que estaba por arribar.

Una joven que venía casi sin nada,expulsada de su propio país, ya que su hambre por el conocimiento la metió en problemas y fue exiliada tras un oscuro secreto descubrir.

Si bien era muy joven era toda una prodigio en la magia, capaz de ver cosas que los demás no podían, y esta habilidad le servía para saber qué buscar.

Al nomas llegar a aquel páramo, su vista se encegueció, vio algo más brillante que el sol, solo que no en el cielo, sino en la tierra, aquel páramo estaba imbuido en magia, quizá demasiada magia.

No entendía el porque de eso, pero notaba que ni siquiera el entorno lo podía soportar, al tocar con las manos el suelo, noto un calor emanando de ese desierto, pero no era calor por la influencia de el sol, fue algo que aprendió en su primera noche, pues a un metro del suelo estaba frío por la noche y el suelo estaba caliente.

Al intentar dormir, noto que el calor no era uniforme, sino que parecía fluir, esto le intrigó tanto que decidió comprobar hacia donde iba, así que cogió su un trozo de rama que logró agarrar antes de salir del reino (pues fue revocada de toda herramienta para manipular la magia), empezó a marcar flechas de hacia donde fluía aquel calor, pues tuvo que despojarse de aquel don que le permitía ver la magia, ya que por poco se queda ciega gracias a este.

tras un par de horas logró notar que toda el calor se arremolinaba en una zona la cual estaba demasiado caliente como para estar siquiera estar parada, pero aun no sabia de donde aparecía tanta magia.

Llegada la mañana decidió busca de donde venía la magia a ese lugar, haciendo lo contrario que hizo para localizar el punto central. tras más de tres horas buscando un origen, no logro encontrarlo, pues al parecer la magia venia de todos lados.

Frustrada se quedó cerca del centro de la magia y decidió dormir un poco, cubriéndose con con el resto de prendas que apenas logró conservar.

Al dormir soñó con su familia, recordando lo ocurrido momentos antes de su exilio, como ella le confió a su padre, la información que había obtenido y minutos después siendo detenida por los soldados del país.

Despertó abruptamente, enojada y furiosa, pues justo su propio padre le había traicionado

¿Por qué?. Pensó ella, ¿Qué ganaba? o ¿En que le influía?, definitivamente era algo que ella no lograba concebir y realmente de poco le servía pensar en eso ahora.

Ya empezaba a notar los primero síntomas de insolación, necesitaba hacer un refugio para protegerse del sol, así que sin ningún material a la vista, empezó a escarbar en la tierra con la esperanza de crear una pequeña cueva en donde cubrirse.

tras escarbar unos dos metros debajo de ella, ya tenía las uñas dañadas y las manos entumecidas por el esfuerzo y no solo eso, sino que cada vez que escarbaba mas, la tierra se ponía mas y mas caliente.

Sabía que era por la magia del lugar, pero sin ninguna herramienta, no la podría manipular y finalmente frustrada por el dolor y la angustia, tomo sus cosas y se metió en el pequeño hueco que había podido cavar, cubriéndose con toda la ropa que podía para ver si podía descansar y recobrar fuerzas.

Mientras estaba intentando descansar las manos, pensó que si nada podía vivir ahí, cómo es que la tierra era tan resistente, pues al imbuir algo con demasiada magia, este se vuelve dócil y frágil, pero la tierra no, cada vez que se acercaba más al cauce de la magia, la tierra se transformaba en pequeñas piedras que iban aumentando su tamaño.

Cuentos de una brujaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora