JONAS.
Mis mejillas se tornan calientes y la vergüenza recorre mi cuerpo al ver el regalito de Kyle. Son dos bolas medianas unidas por un hilo y no sé realmente como sentirme con esto. Es vergonzoso pero me gusta su atrevido regalo.
Marco su número y me contesta de inmediato.
─¡Eres un pervertido!─le chillo con las mejillas sonrojadas.
Escucho su risa tras el teléfono. Me da morbo saber como se le ocurrió esta idea; que estaba pensando en esos momentos, y lo que pensaba cuando miro esas paginas de artículos sexuales.
─Con que ya lo has visto...─estoy seguro que debe estar sonriendo y deseando ver mi cara llena de vergüenza. Tomo las bolas entre mis dedos y pienso en como se sentiría experimentar esto con él justo a mi lado. Se me ha parado de solo imaginar las cosas que haríamos. ─Quiero que las pruebes ─me ordena.
Me levanto y le echo seguro a la puerta, vuelvo a la cama y suelto un suspiro al ver las bolas negras brillantes. ─Esta bien...─me muerdo el labio inferior.
─Pon la cámara, Jonas.
Arrugo el ceño y niego con la cabeza. ─Eso no...me da mucha vergüenza.
Escucho un gruñido de su parte. ─¿Me estas jodiendo? Nos hemos masturbado por la cámara casi todos los días y no has dicho que te da maldita vergüenza.
─¡Cállate!─chillo por lo directo que es. ─Esto es diferente...
─¿Por qué lo es? ¿Por qué te vas a meter algo?
Nunca me deja de sorprender lo guarro que puede ser, y me gusta que sea así y él lo sabe...pero hay cosas que me dan vergüenza. Como por ejemplo meterme dos malditas bolas delante del computador.
─Sí ─susurro, ─porque nunca lo he hecho.
Escucho su risa y rodeo los ojos porque se perfectamente el porque de su estúpida risa. Me quedo en silencio mirando la elegancia de la caja que envuelve el regalo, es cómico como ha envuelto un regalo como este.
─Vale, pero quiero verte la cara.
Suelto un suspiro, sabiendo que no dejara de insistir. ─Vale ─arrastro las palabras.
En menos de diez segundos me corta y me llama por videocámara. ─Hola mi amor ─ladea su cabeza sonriendo.
Embozo una sonrisa involuntariamente, Kyle sabe perfectamente como hacer que caiga a sus pies. Tiene el cabello desordenado y parece más ojeroso que los otros días.
─¿Cómo has dormido?
─Bien ─se limita a decir, ─no hagas un lío de esto por favor.
─No hago ningún lío Kyle, solo te estoy haciendo una pregunta ─digo molesto. No entiendo porque se pone tan a la defensiva a veces.
Rodea los ojos y mira la pantalla con seriedad. ─Porque sé como te pones. Me has preguntado todos los días como he dormido y te he dicho que bien, pero sigues molestando.
─¿Molestando? ¡solo estoy preocupado por ti! ─alzo la voz furioso. ─Tus ojeras te delatan y no entiendo porque no hablas conmigo sobre el tema.
─¡Porque no me pasa nada joder! ¡Te llamo para poder divertirme y sales con esta mierda!
No digo nada y solo le corto. Guardo su estúpido regalo en la caja y lo dejo bajo de la cama, prontamente mi celular comienza a sonar pero no pienso hablar con él. Lo pongo en silencio y lo dejo sobre la mesita de noche. Arrastro mis piernas sintiendo el frío de las baldosas sobre mis pies desnudos; apago la luz para tirarme sobre mi cómoda cama.
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BROOKLYN: Solo por ti.
Teen FictionSolo nos queda continuar, o intentarlo otra vez. SEGUNDA TEMPORADA.