〘 Prólogo 〙

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Na Jaemin



Busan, Corea del Sur

Nunca ha sido muy fan del alcohol, es amargo y por alguna razón le quema, pero aquel día bebió hasta colapsar, con una botella de tequila clásico en la mano, Jaemin subió el volumen de la canción que estaba sonando, caminó por su cuarto siguiendo el ritmo, dejando que su cuerpo fluyera con el aire que entraba por la ventana y el dolor que perforaba sin compasión cada parte de su organismo.

Por primera vez le gustó que el alcohol quemara, quería que su cuerpo se consumiera como aquella enfermedad había consumido a su madre, quería dejar de sentir, a ojos de todos se obligó a parecer lo más fuerte posible, pero la verdad era que se estaba derrumbando a pedazos.

Al día siguiente despertó con la primera y peor resaca de su vida, abrió los ojos y brevemente su dolor emocional se vio opacado por el malestar de cuerpo y un chico que lo observaba dormir, Jaemin hizo un esfuerzo en incorporarse, ¿estaba imaginando cosas? Él debería estar en Seúl.

—¿TaeYong? —frunció el ceño ante el dolor de cabeza que tenía —¿Qué haces aquí?

—Lo siento mucho, tendría que haber llegado antes —contestó abriendo las cortinas —mis padres dijeron que vinieron a visitarte y que te vieron muy mal, tenía la esperanza de que estuvieran exagerando, pero ahora que lo he visto con mis propios ojos, empezaré a planear tu mudanza, te vienes conmigo a Seúl y no quiero reproches, será bueno para ti un cambio de ambiente.

TaeYong es su mejor amigo, lo ha sido desde que eran niños, viene de una buena familia, por lo que al acabar el colegio pudo elegir cualquier universidad, sus padres querían enviarlo a Estados Unidos, pero como es una idea ya muy gastada entre los ricos, decidió sólo irse a la capital.

Ambos estaban lejos, pero hablaban seguido, TaeYong estuvo ahí para la muerte de su madre y cuando tuvo que regresar a Seúl, porque no podía perder más clases, dejó a JaeMin recomendado con sus padres. Desde que la mamá de Jae murió, le había estado rondando la idea de llevarlo consigo a la capital, sin embargo mudarse es difícil, por lo que guardó la esperanza de que el menor estaría bien, pero obviamente no lo estaba y eso sólo significa una cosa, se iría con él, le gustase o no.

Lo que Jaemin ni se imagina es que ese nuevo comienzo, el acogedor cielo en la Tierra que TaeYong está tratando de armar para él, terminará siendo una ida directa al infierno, donde tendrá el placer de conocer más a fondo al mismísimo diablo.

Un diablo que lo arrastrará a la más desgarradora y perfecta paranoia.



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Lee Jeno



Busan, Corea del Sur

Los ojitos de Jeno brillaron emocionados cuando dos orejitas puntiagudas se asomaron en aquella caja, estaba regresando de la escuela y su humor no era el mejor, la maestra lo había regañado por tardar en pintar las manzanitas de su hoja, pero qué podía hacer si su mamá no quería comprarle colores y debía esperar a que su compañero de mesa terminara para que le prestara los suyos.

Frunció el ceño al recordar lo ocurrido y de repente el dueño de las orejitas saltó fuera de la caja haciéndolo sonreír, era el gatito más adorable del mundo, quería tanto llevarlo a su casa, pero seguramente su mamá se molestaría, dudó unos minutos hasta que el gato lamió su mano.

—Si mamá no se entera, no habrá problemas —sonrió e inmediatamente guardó al animal en su chaqueta —te esconderé en mi habitación, pero debes ser muy silencioso.

La familia de Jeno eran agricultores y como tal vivía en una granja a las afueras de la ciudad.

—Ya que te vas a quedar conmigo debería ponerte un nombre —dijo hablando con el gatito —¿qué te parece Bamie? Suena bien, ¿verdad?

Llegó a su casa y se sacó los zapatos, tratando de ser todo lo sigiloso posible para entrar hasta su habitación sin ser descubierto, pero cuando el perro guardián de la granja olió a Bamie, ladró y el gatito se asustó, saltó fuera del interior de su chaqueta, dio tumbos por la casa aterrado y desgraciadamente derribó un jarrón.

—¿Qué está pasando aquí? —su mamá salió de la cocina para encontrarse con el desastre de la sala y a Bamie sobre la televisión mientras el perro guardián trataba de alcanzarlo —¿Qué es esto?

—L-lo siento —se apresuró a decir Jeno.

—Sabes que no puedes traer animales a casa.

—Lo siento.

—Entonces, ¿qué es todo este maldito desastre? —alzó la voz sujetando al pequeño del brazo —Eres un desobediente y como tal debes ser castigado.

—Lo siento —sollozó, sólo era un niño de siete años que quería un gatito —lo siento mucho.

Pero su madre no tuvo compasión, ni aquella vez, ni nunca, lo arrastró hasta el sótano y cerró la puerta con llave, Jeno pasó toda la tarde y noche encerrado ahí, sin comer y sin beber agua.

Ella era una persona horrible, por eso cuando murió fue el mejor día de su vida, Jeno cogió el alcohol barato que su mamá escondía en la cocina y puso música a todo volumen, aquella tarde bailó por toda la casa con una gran sonrisa en el rostro, sus malas memorias, que eran como cuerdas atadas a sus brazos y piernas, fueron cortadas por notas musicales, era libre al fin.

Salió de la casa y corrió a través de los campos de trigo, se sentía invencible, con el viento soplando contra su rostro y el apogeo de su felicidad brillando bajo el sol del atardecer, se dio cuenta que su tiempo como víctima había acabado.

Lo que muchos pueden interpretar como el final feliz de Jeno, en este lugar de realidades, es sólo el comienzo de una oscura historia.

Donde una enferma atracción sexual, se verá envuelta en una sofocante paranoia.



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¿Qué es esto? No sé, ¿deberían leerlo? No, ¿lo van a leer igual? Pues qué les digo, ya he perdido la fe en ustedes la verdad, 4K de masoquista es lo que tengo, no de seguidores, cuanto más los hago llorar, más vienen, pero bueno, así los amo.

Me puse muchas trabas para publicar esto, que si debía llegar a los 10 capítulos en borradores, que si lo publicaría al acabar Dolce, fanfic que se me fue de largo porque se supone que iba a durar menos de 10 capítulos, que si al volver de Italia, pero como estoy teniendo clases online probablemente me quede un buen rato, así que ya fue, lo publico hoy.

Espero que lo disfruten, es muy mi estilo y a la vez no lo es, nunca he escrito algo parecido antes, pero me apetecía probarlo, casi me olvido, si son nuevos por aquí, bienvenidos a esta cuenta de historias soft, aquí todo es amor bonito y cursi.

Gigi

Somni: Paranoia | NoMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora