Prólogo.

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1 año antes...


Estaba sola. No creo ser la única que ha sentido cómo la soledad le invade su cuerpo en cuestión de segundos, como la ansiedad te nubla la mente y controla tu cuerpo de manera que comienzas a temblar y a moverte por todos lados porque no sabes que hacer.

Hace una hora, mi padre había fallecido.

Mi madre, fuerte de emociones pero que no era de mostrarlas mucho, se movía de un lado a otro haciendo llamadas, informando a familiares, contratando el servicio de funeraria y organizando la recepción del funeral.

Mi padre estaba enfermo desde hace ya un buen tiempo, de hecho a penas el se enteró nos lo dijo. "tengo cáncer" nos dijo a ambas mientras estábamos los tres cenando un día viernes. Solo éramos nosotros contra el mundo, los tres.

Mi madre se había quedado inmóvil y luego de un rato estalló en llanto. Yo estaba atónita, sin saber qué pensar o decir. Mi padre, la persona que siempre había visto sano y fuerte, estaba enfermo.

Era injusto, injusto en todo sentido porque nos debía tiempo el mismo tiempo. Habíamos recién avanzado en nuestra relación, habíamos vuelto a aprender a querernos y yo, sobre todo yo, había comenzado a perdonarlo desde lo más profundo de mí.

Ese fue mi primer pensamiento, que lo sentía injusto. Lo siguiente que nos dijo era que ese lunes empezaba con su tratamiento de quimioterapia, no tenía más opción. Según el médico, el tumor estaba muy avanzado, no había mucho que hacer y luego, pasado los meses estimados de vida que tenía, solo cuidados paliativos.

Supongo que nunca lo asumí completamente. Mientras él podía y dependiendo de cómo se sintiera, con mi madre pasábamos la mayor parte del tiempo en casa con él, jugando, bromeando, viendo películas y haciendo de todo menos pensar en su Cáncer. Después de un par de meses, empezó a necesitar de otros cuidados. Optamos por pagarle a una enfermera de tiempo completo, Karen.

Ya no era solo verlo más delgado ni más apagado, era verlo en cama durmiendo la mayoría del tiempo porque ya no le quedaba mucha energía, porque los medicamentos ya no eran para sanarlo si no para poder hacer de su dolor más llevadero.

Él no quería morir dentro de un hospital, no quería estar conectado a más maquinas de lo que ya estaba, solo quería estar en su hogar. Tranquilo.

Así estuvimos varios meses más, mi madre comenzó a hacer más trabajo en casa y yo opte por dar exámenes libres y así pasaba la mayoría del tiempo en casa estudiando y a la vez acompañando a mi papá.

A veces nos la pasábamos viendo películas disparatadas en la televisión y tratábamos de aprovechar el mayor tiempo posible juntos cuando él tenía días buenos. Mi madre también lo intentaba pero debido a que mi padre estaba enfermo, ella debía tomar el mando de la empresa editorial y su tiempo no era muy extenso.

Y la entendía, no era fácil. A ojos míos y de él, se le veía relativamente bien, pero habían noches donde ambas llorábamos y nos lamentábamos de que todo esto nos pasara ahora, noches donde ella me confesaba que su fortaleza no era lo que se veía a modo superficial.

Pero todo esto era solo la espera al momento que nadie quería que llegara.

Pronto, mis tías y familiares más cercanos comenzaron a llegar. Yo solo me movía por inercia, atendiendo, recibiendo las condolencias y contestando con un simple "gracias" de esas personas que decían ser amigos de la familia pero que nunca había visto en toda mi vida. Fue un anoche larga, pero en ningún momento me di el tiempo de llorar, no hasta el funeral.

La casa se sentía distinta, diferente. Mi madre y yo estábamos solas, a gente se había ido hace unas horas y el silencio de esa enorme casa nos envolvía a ambas.

— Todo será muy distinto ahora, Emma — me dice observando a un punto fijo del salón. Sus ojos azules estaban rojos e hinchados.

— Tú y yo contra el mundo, Mamá — dije aún abrazándola.

Nuestras vidas serían envueltas por nuevas cosas, por cambios y sensaciones distintas. Debíamos ser fuertes y salir adelante, porque eso hubiera querido Bill Jones. El legado de mi padre era todo lo que yo quería seguir y iba a lograrlo, eventualmente.

Nos había cambiado la vida y era hora de empezar avanzar. 


simplemente eras tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora