El crecimiento natural o cotidiano del cuerpo humano conlleva muchísimos cambios, tanto físicos como psíquicos. Lo más perceptible físicamente en los hombres, generalmente es el crecimiento de la musculatura, sus hombros se vuelven más anchos por naturaleza, la voz se vuelve mas grave, rasgos físicos más varoniles, crecimiento de vello y uno muy importante, el desarrollo sexual que está muy conectado con el desarrollo mental, porque así como su mentalidad cambia poco a poco volviéndose más madura -lógica y razonable-, las olas hormonales los llevan a desear y explorar.
Todas estás y otras características más "especificas" concordaban tan bien con los cambios que el cuerpo de JungKook iba obteniendo mientras pasaban los meses, siendo para sus dieciocho años un maldito hombre tan atractivo y ardiente en todo sentido. JiMin sentía que se iba a volver loco en cualquier momento al tener como vecino a un hombre tan apuesto como él lo era.
No podía evitar espiarlo desde la ventana de su habitación que gracias a la vida daba directamente con el patio trasero de JungKook, ahí podía verlo algunas veces ayudando a su madre con el cuidado del jardín mientras usaba esas camisas de tirantes que relucían sus músculos marcados, esos shorts deportivos que igual le permitían disfrutar de la vista que le brindaban sus trabajadas piernas por el basketball. Su piel era bronceada y todavía el sudor como una capa sobre ella la hacía ver tan deseable. JungKook era grande si de musculatura se hablaba. JiMin fantaseaba con imaginarlo cuando tuviese otros cinco años más.
Y sus rasgos físicos habían cambiado tanto... el niño de apariencia inocente que había conocido hace algunos años se había esfumado por completo.
Su mandíbula estaba más marcada, había perdido mejillas y sus ojos eran duros de ver, lo hacían ver como alguien... posesivo, fuerte, inmune, solo cuando estaba concentrado, claro, por que cuando estaba "ido" seguía siendo tierno. Además que su cabello desordenado por las mañanas junto con sus piercings en las orejas le daban una apariencia tan buena. No importa que tipo de ropa usara, todo se le veía jodidamente bien.
JiMin deseaba que lo apresara entre sus fuertes brazos, besar su pecho, lamer el sudor que resbala por su cuello, besar su mandíbula, quiere que esos ojos solo lo miren a él, que su vecino sienta lo que él siente cada vez que lo ve y sin importar el hecho de que nunca han hablado lo haga suyo. JiMin solo... solo quería que JungKook lo notara, que igual se sintiera atraído por él, pero, lo que JiMin desconoce, es que sus deseos son una realidad, JungKook igual se sentía demasiado atraído por la belleza física que los años le habían dejado.
JungKook disfrutaba demasiado cuando veía a su adorable vecino salir por el periódico todas las mañanas. Sus piernas... joder, las piernas de JiMin son tan preciosas, se veían fuertes y frágiles al mismo tiempo, libres de vellos o cicatrices, es como si le llamaran y le dijeran "Marcame, marcame hasta que lo único visible sean eso, tus marcas". Además que al subir tu mirada por ellas estaban esos curvilineos glúteos que eran imposibles de ignorar, redonditos y esponjosos. JungKook mordía su labio al imaginar como sería JiMin completamente desnudo.
Los rasgos de JiMin eran tan delicados y suaves a diferencia suya. Las mejillas que tanto adora siguen ahí con ese color rosado natural, sus labios gruesos y sus ojitos pequeños. Sus hombros igual eran mas pequeños, sus pequeñas manos, su pequeña estatura, y su rostro, dios santo... ¿Cómo podía tener un cuerpo tan ardiente y una cara tan adorable donde era fácil reflejar una inocencia pura?
Le gustaría tomarlo entre sus brazos, sentir su pequeño cuerpo debajo de el suyo, acariciar su suave piel y besar cada rincón de su cuerpo, desde su cabeza hasta la punta de los dedos de sus pies. Tomar con fuerza esa cintura que parecía estar hecha para que sus manos encajaran ahí. Deseaba tanto a JiMin y de una forma tan mala.
Si joder, lo admite, le gusta, su vecino lo volvía loco. No podía controlar los latidos de su corazón ni su nerviosismo cada vez que lo veía, así fuese a la lejanía. Lo había visto sonreír muchas veces, hablar a su madre como un niño pequeño y comportarse seriamente con su padre. Amaba su ternura natural, pero le provocaba ese lado maduro que igual podía tener. Cuando estaba centrado, distraído, curioso, divertido, molesto, todas y cada una de las facetas lo hacían ver... hermoso.
Porque sí, mas allá de la gran atracción física que ambos tenían por el otro, les gustaba también su forma de ser. Gracias al equipo de basketball aveces los compañeros de equipo de JungKook iban a su casa y convivían en el patio trasero y bueno, JiMin no podía resistirse a ser un poco... chismoso. Le gustaba ver a JungKook convivir porque gracias a ello sabía como era su humor, como era su risa y también podía verlo serio, preocupado, triste. Sin querer terminó por conocerlo sin siquiera intercambiar una palabra directamente con el. JungKook era un chico agradable, honesto y carismático.
Muchas veces lo escuchaba salir de su casa por la madrugada y se sentaba en el pasto, se le veía distraído, un tanto... triste o decepcionado. Quizá tenia problemas en la escuela o en su equipo.
JiMin es demasiado distraído como para saber que en esos momentos JungKook solo se debatía sobre que hacer, como acercarse a él, pero, siempre termina rendido por miedo a fracasar. A JungKook no le gusta perder.
Ambos eran demasiado ingenuos como para saber que la atracción era mutua.
...~°♥°~...
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❝ Te Deseo en Secreto ❞.- KookMin❁
Fanfiction"La timidez no les permitió conocerse más allá, y ahora solo les quedaba desearse mutuamente y por siempre". • KookMin • Estado actual : Continua... • Capítulos cortos.