Pequeños

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Cinco meses pasaron desde que los nuevos integrantes de la familia eucliffe nacieron y cinco meses desde que Lucy perdió toda su magia dándole toda a sus hijos provocando algunos estragos en su cabeza, desde la última vez que Lucy salió empezo a recuperarse de forma rápida y alegre, siempre esta sonriendo no importa a quien vea o que haga siempre tiene una sonrisa para sus hijos o esposo.

Su forma de hablar mejoró bastante en los últimos tres meses logrando poder decir una oración de corrido sin trabarse, decidió hacer sus respuestas más cortas y a hacer más silencio, se mantuvo en una habitación durante días resiviendo solo la visita de su esposo dejando que sus hijos la visiten una vez a la semana ya que no quiere preocuparlos pero tampoco quiere que la vean así.

-mama que piensas hacer mañana?-preguntó tranquila la joven yukino apollando su cabeza en las piernas de su madre permitiendo que esta le acarisiace

-creo que estaré aquí...-respondió su madre mirando a su otro pequeño hijo yuki casi dormido en su hombro

-¿quieres que te traigamos algo mamá?- pregunto el otro joven en su hombro apollado enfocado en la sonrisa de su madre

-estoy bien, gracias-respondió ella con una sonrisa mientras observaba a su hijo casi echo un hombre

-estas segura madre?, podría traerte una pastel de chocolate o un batido de vainilla, ¿que tal suena eso?-la pequeña yukino movió su cabeza para mirar la sonrisa de su madre de nuevo

-suena tentador- respondío ella moviendo su vista hacia la ventana que teñía de rojo la habitación por el atardecer que afuera sucedia -si tu insistes- volvió su mirada a su hija y le sonrió

-ahora mismo te los traigo mami, yuki ven ayúdame a hacerlos- dijo ella apresurada levantandose del suelo y agarrando la mano de su hermano mayor para que la acompañará

-¿que? Espera, espera queria estar con mama más tiempo- mencionó el joven siendo  arrastrado por su hermana menor hacia la salida e entrada de la habitación

Cuando se fueron el muchacho que se encontraba sentado a su lado izquierdo se sentó en el suelo frente a ella poniendo sus brazos y cabeza en las piernas de su madre

-Yo... se que nunca fui el favorito ni de Papa ni de ti pero are lo que sea para que estés bien madre- el joven le dio una sonrisa a su madre pero al volver a mirarla con atención la sonrisa de su madre seguía sólo que de sus ojos desbordaban lágrimas de tristeza

-Yo no tengo favoritos... to..dos.. son...nos..mi..mis..hi.. hi.h...hijos..-sus lágrimas salían de sus ojos sonrientes y su sonrisa temblaba, puso sus manos en las mejillas de su hijo y hacerco su rostro para poder tocar sus frentes, en la cabeza de el joven sono la voz de su madre llamándolo

-estoy aquí madre, puedo escucharte- contestó esto a los llamados de su madre que por alguna razón sonaban en su cabeza, esta abrió sus ojos y lo miraba fijamente sin despegar sus frentes

~Yo soy tu madre y como tal me duele saber que mi hijo crea no ser especial~

El levanto su mirada para fijarse en su madre la cual lo miraba con una mirada triste y pérdida

~tu eres el más fuerte y maravilloso hijo que e tenido, tu hermano es el más inteligente y responsable, tu hermana le sube el ánimo a todos e nunca se rinde con lo que quiere y tus nuevos hermanos...espero ver en lo maravillosos que se convertiran~

Siguio la conversación su madre con algo de entusuasmo pero se desanimo por el echo de no esperar mucho de su recuperación y el echo de que sus hijos que ahora son bebés no tendrán a su madre por siempre aunque así lo desee.

TRAICIONADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora