DARK MAZE © | SUGA - BTS.

011

Necesitaba aire, así que me fui a una de las terrazas del gran salón. Me encantaba este trabajo pero me estaba sintiendo un poco ahogada con todo esto.   

Estaba pensando en obtener el dinero e irme yo sola a cualquier parte del mundo donde no tuviera que estar follando y grabándome al mismo tiempo solo por dinero.

Pero amaba la adrenalina, amaba sentir el fuego de cada vez que corría peligro y después de cada momento botar todo teniendo sexo salvaje con... No, ya no.

Me había acostumbrado a la rutina con Agust y ahora tengo que crear una nueva, pero supongo que con Jungkook, mi diamante en bruto.

Su oferta de irnos era tentadora, pero no me imaginaba siendo ama de casa y con una sonrisa falsa conociendo a todos sus futuros amigos y disfrazando mi verdadera personalidad detrás de libros ya que seguramente querría que yo ejerciera una carrera para estar a su nivel.

— Que dolor de cabeza todo —en mi cartera de mano busco un cigarrillo y recuerdo que no los meti y me frustro aún más.

Me apoyo de la baranda y una sombra negra se acerca hacia mí hasta que la luz de la luna revela quien es.

Nos quedamos mirando sin decir nada y de su bolsillo saca dos cigarrillos, que manera tan única de conocerme, cada detalle y gesto.

Se acerca y me lo da para luego sacar fuego y encender mi cigarrillo. Al exhalar el humo siento como mis músculos se destensan un poco y por fin respiro profundo.

Él se coloca a mi lado y el silencio entre ambos no es para nada incómodo, al contrario, es completamente necesario.

El sonido lejano de la música y la quema de los cigarrillos era lo único que nos acompañaba, estoy segura de que en otro momento estuviéramos follando tan duro en esta baranda, pero hoy solo nos hacíamos compañía con un cigarrillo después de una noche larga.

Volteo a verlo y él ya me estaba mirando, joder que amaba su puta mirada... Momento, ¿amaba?. Mía, estás perdiendo la puta cabeza.

— Sabes que nos debemos una conversación —no respondo pero joder que quería decirle miles de cosas — Quizá pase en estos días por tu casa.

— Si sacas tiempo después de desvirgar a la pequeña Lulu, quizá —el ríe pero yo estaba hablando demasiado seria. Cosa que era demasiado sorprendente.

— ¿Estás celosa, Mía? —¡Ja! ¿Yo celosa? Parece que no se acuerda con quien está hablando.

— No seas iluso, Agust. Cómo es que voy a estar celosa de Macy's cuando yo, querido, soy Gucci —él me mira serio pero ahora soy yo la que río — Estás perdiendo la puta cabeza con todo esto y no te culpo, comer huesos después de comer carne de primera debe ser una porquería. Estando en tu lugar ya me estuviera lanzando de la terra...

A pasos rápidos viene a mí y me toma del cuello haciendo que nos uniéramos en un beso. No podía comparar, sin duda Agust es un experto besando y solo con eso logra mojarme y hacer que mi piel se queme.

El beso es lento, sin prisa pero sin pausa, nuestras lenguas juegan entre ellas y ese contacto me pone a mil por hora.

Se separa de mí y nuestras respiraciones agitadas ahora son nuestro sonido principal.

No dice nada cuando se va de la terraza y me deja sola con las palabras en la boca y un desorden mental peor del que tenía antes de que apareciera. No me ayuda en lo más mínimo su maldita actitud. 

Me volteo y coloco mis codos en la baranda y me quedo viendo la inmensidad del cielo, lo único perfecto para terminar este día sería fumarme un porro para dormir como un bebé, pero para eso tendría que ir a la casa de Jimin y sé que no me dejaría salir de su apartamento hasta que tuviéramos sexo y no estaba dispuesta a hacerlo.