CAPÍTULO 6

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Mi historia con Jesse no siempre fue turbia.

Recuerdo cuando lo conocí en el jardin
de niños. La primera vez que lo vi fue en un día frío. Acababan de transferirme de kinder, por un problema que tuve con un par de niñas que insistían en retarme. Yo no era una chica probablematica, pero tampoco era alguien que se dejaba amedrentar. Sí me empujaban, yo los empujaba más fuerte. Y así, lo hice, les di una paliza tal, que me echaron del kinder. Así es, a mis 5 años ya me había expulsado de la escuela.

En fin, entré a un jardín de niños que se encontraba a 30 minutos de mi casa. Era más grande, y más sofisticado. Mi familia no era de mucho dinero, pero no había muchas escuelas en el Nothingam; así que tuvieron que optar por un privado.

No era fácil para mí hacer amigos. Era una niña muy desalieneada, no me peinaban, y aunque mamá no perdía la oportunidad de tratar de arreglarme, casi siempre perdía la batalla.

Un grupo de niñas inventó un rumor,— bueno más bien sus madres—Decían que tenía piojos, y por esto mismo nadie en el salón se acercaba mí. No era cierto, pero para ellas, un rumor era más que suficiente para darlo por hecho.

Recuerdo que había un niño, era delgado, rubio y de ojos color miel, él siempre me molestaba, hasta que me hartó y lo hice comerse la plastilina. Me suspendieron por una semana, pero bueno, por lo menos no me expulsaron.
Cuando terminó mi castigo y volví al kinder, vi, durante el recreo, a un par de mocosos molestando a un compañero de cabello oscuro, de facciones finas y hermosas, era delgado y pequeño. Se veía frágil, tímido. Era muy notorio, tanto así, que los escuincles más estúpidos del instituto, se aprovechaban de ello.

Yo estaba total y absolutamente en contra de ello. Desde tiempos inmemorables, esas acciones me hacían hervir la sangre. Por lo que me decidí a acercarme con pasos tan firmes como podría hacer una niña de cinco años. Tenía los puños cerrados, y el ceño arrugado, decidida a patearle el trasero a ése par de niños.

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