CAPÍTULO 20

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Mientras mordisqueaba la goma de mí lápiz, y el profesor de matemáticas impartía su clase haciendo anotaciones en el pizarrón, pensaba en cómo demonios iba hacer para eliminar aquella imagen pues, aunque yo insistí en que la perra de Shanon abandonara el puesto, la desgraciada se negaba.

Argumentaba que ella no se rendiría tan fácil, cómo yo lo hice.

Eso me dio un calambre en el estómago, ya que, además de arriesgar mi futuro me había llamado débil; sin tener una puta idea de lo que yo estaba pasando. Era frustrante, que a pesar de que yo cedía y cedía, me pasaran estás cosas. El destino no paraba de pedirme cosas, no paraba de castigarme por mis acciones. Comenzaba a creer en eso de verdad. El pensamiento de un final destructivo para mí era inevitable por más que yo intentara reparar los destrozós que hice.

Todo era tan difícil. Había tanta gente en mí contra. Cualquiera podría derribarme en un instante. Me harían caer en lo más bajo posible. Y tenía miedo, de lo oscuro y silencioso que eso podía llegar a ser.

Dejé el lápiz sobre la mesa del pupitre, alcé la vista, encontrando la imagen de Astrid a mi lado. Suspiré, analizando la posibilidad de solicitar la ayuda de su hermano. Yo, me sentía muchos mejor al respecto. Hacía tiempo que no hablamos, de vez en cuando nos cruzábamos en el pasillo, y una que otra vez interactuabamos en clase, pero nada más allá. Había aprendido a mirarlo sin hacer pedazos mi corazón. Lo había hecho, pero, en el fondo sentía que mis piernas apenas y habían conseguido la fuerza para soportar estar frente a él, y cualquier movimiento brusco podría hacerme caer.

Tenía que pensarlo muy bien.

Finalizó la hora, tomé mis cosas y salí del aula.

— Oye — me llamó una voz femenina cuando iba a mitad del pasillo. Me detuve y giré. Astrid junto con Tyler se ubicaban cerca de la puerta. La pequeña chica se apresuró, mientras que el rubio la siguió a su paso; lento pero seguro. — ¿Qué ocurre? — inquiri cuando la castaña se detuvo.

— Am...¿Ya pensaste en que es lo que harás? — cuestionó, levemente agitada por la caminata apresurada. El joven alto, llegó unos segundos después.

— Bueno pues, aún no lo sé.

— Te haces mucho del rogar, sólo dile a tú ex que abra el maldito casillero y ya. Borramos la foto y todo este drama se acaba. — aconsejó con hastío, el rubio.

— ¿Sí? ¿Y cómo sabremos su contraseña estúpido? ¿A caso eres haker? Por tus calificaciones, lo dudo. Al menos que repruebes por diversión. — me expresé un tanto molesta. Sabía lo que significaba que esa foto saliera a la luz. Y tal vez tenía razón con lo de Jesse, pero aún así...dudaba.

— Pero el novio de Valery sí lo es, ¿no es así? — intervino Astrid. Y casi pude percibir la calidez de la bombilla al encenderse en mi cabeza. Era verdad, el novio de esa chica era un nerd por nacimiento.

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