Miércoles por la mañana

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Al abrir sus párpados pudo sentir las metafóricas bolsas de basura que colgaban por dejado de sus ojos. Está cansado, solamente logró dormir dos míseras horas, tuvo que; su responsabilidad de cuidar de su enfermó bebé lo obligó. Mas no cumbre el pánico, ya que estaba pronosticado, era parte del plan haberse enfermado... Más o menos. No estaba seguro de aceptar que realmente se le escapó de las manos la situación por un momento (no pueden entender a Bon, no logran conocer las consecuencias) y solo por un momento, y aun así no se preocupaba. Sabía perfectamente que es lo que tiene que hacer, sabía tan bien el cómo actuar, sabía tan de cerca que era lo correcto.

Estaba tan seguro, podía predecir la siguiente jugada de su contrincante, los conocía lo suficiente para saber que, los verdaderos padres de Bonnie (que valla desperdicio de título) movían desesperados a sus peones en busca de su único hijo. No pudo evitar soltar una linda carcajada seca por recordarse así mismo, demasiado preocupado por su pequeño Bonnie también. Cómo buen escudero, inerte de sospechas, protegiendo a su Rey (Su bebé) a capa y espada con otro peón. Ayer, a la hora del baño, tocaron la puerta con velocidad e inquietud, por esos golpes que estaba alerta supo reconocer esas almas. No esperaba que fueran directamente por él, pero razonando con propiedad era la opción más absurda mente lógica; le preguntaron por su bebé, y como mejor amigo supo que decir: "¿Bonnie?... ¡Oh! Supe que ayer fueron al instituto preguntando por él, no lo he visto... También estoy preocupado por él... Espero que no le allá pasado nada malo...". Simple, absurdo y lo típico que puede limitarse a decir un muchacho de 15 años. No había razón de porque sospechar de Bon.

Ya estaba listo para el instituto, en su mirada estaba sobresaliendo su cansancio e insomnio, pronto se le ocurrirá alguna excusa por tal fatiga y su repentina falta de puntualidad. Lidiar de Bonnie..., no quería que fuera un problema: drogaba a su niño hermoso a horas de la madrugada, podría quizás, de esa forma cuando despertará estaría en casa al fin y ya no tendría la injusta ventaja de tener tiempo de huir cuando estaba en clase. Porque era cierto, si faltaba al instituto podría llamar las sospechas de la gente, y el peor de los casos, enmascararlo. Sí, estaba resuelto, sabía cómo evitar que Bonnie escapará, sabía cómo evitar que sospecharan de él, sabía cómo ser un buen padre.

El recorrido para el Instituto era largo y cansado, y más debido a que se ahorraba el transporte ya que el no debía y no quería gastar dinero, si tenía la opción de guardarlo, no era algo que desaprovecharía. Caminaba a paso lento bastante errático, estaba algo nervios, desde el Lunes lo estaba, no tanto de que lo descubrieran sino por la seguridad de su hijo. Tampoco se preocupaba de que logrará escapar, era un temor paterna de preocupación: "Pobre de mí Bonnie... realmente se la está pasando mal enfermito... tendré que conseguir medicamento, pero tanta mierda en el estómago podría afectarle... Agh, maldición Bonnie, ¿Por qué eres tan indefenso?". Estaba tan agobiado, en sus hombros podía sentir el peso de tener que ser un responsable padre, pero a diferencia de otros, no lo dejaría tirado a su suerte, odiaba tanto ese tipo de conductas.

Bon era un gran actor, perfecto imitador, intachable interprete para mentir ante las personas, a pesar de todo eso, su cansancio que rastraba tras de sí era tan claro e inequívoco, estaba tan muerto (de sueño) que no podrías esperar que pasará por desapercibido... Tanto Meg como Joy estaban más que enteradas por lo que tenía que pasar Bon, pobre, y por supuesto no podían dejarlo en ese estado, no permitirían que Bon sugiera con esta locura.

– ¿Bon? –la primera en decir una palabra fue la alvina, que a su lado izquierdo estaba su querida amiga Joy - ¿Te sientes bien?

Bon se limitó a mirarlas con un rostro de tristeza y melancolía, tan realista era su rosto que es literalmente imposible si quiera pensar que era falsa– Has estado de durmiente en estas últimas clases, te ves... muy cansado, ¿Dormiste bien? –ahora quien parloteo fue la oji azul, tan complaciente y amable con las demás personas, ese tipo de comportamiento llevó a Bonnie como está ahora.

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