Sábado

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No estaba seguro del porque, ni en que momento, seguía con ese frígido roce para nada agradable, las dudas emanaban preguntando porque sigue ahí, derrotado. Esto no era agradable, su cara se congelaba, y un poco enojado consigo mismo tuvo las fuerzas necesarias para despegar su oreja derecha del polvoriento pavimento. Jamás había sido tan humillado, nadie nunca le había arrebato su dignidad así, tan maldita mente ultrajado. Y escuchaba las burlas, se estaban burlando de él, claro, lo estaban haciendo, sí, ellos, con sus relucientes ojos mirando su alma degollada.

"¿Por qué se ríen? ¿Dije algo gracioso? ¿Es acaso que disfrutan verme sufrir? ¿Les divierte acaso?... ¿Por qué se siguen burlando de mí?"

Los miraba con odio, no quería escuchar esas carcajadas pero estaban tan cerca, incluso peor, estaban en su cabeza; Bonnie se estaba volviendo un poquito loco, pero loco por esas insoportables carcajadas, solo por ser juguetes se creían tener el derecho de molestarlo, los peluches más anchos se burlaban porque tenían más poder que él, los inaccesibles carcajean por poseer más libertad que él, los pequeños presumían por ser más amados que él. Sea la razón que tuvieran todo se resumían en burlas. El estrés de Bonnie se estaba manifestando en alucinaciones auditivas, los recuerdos de su infancia regresaban para lastimarlo, y solo con el arma de taparse los oídos esperando no escuchar las voces.

Ya humillado por si mismo, comenzó a llorar. Maldita sea, estaba tan cerca, faltaba tan poco para escapar, todos sus planes frustrados por Bon; solo quería sentir los abrazos de su madre, y su calidez, recordándole que todo tiene solución, ¿Pero como solucionar esto? Perdió, lo perdió todo: perdió a su mejor amigo, su banda, su familia. "¿Es por esa razón? Oh claro, que divertido es verme fallar, todo el tiempo, ¿Nunca se cansan del mismo chiste?".

Cansado de existir se dejó caer otra vez, ignorando las risas, que por más irritantes de fuesen no eran mucho comparado al dolor emocional por el que pasaba. Estaba completamente deprimido ¿Y cómo no estarlo? Pero para este punto, dejaba a sus sentimientos perforarlo; al no quedarle nada, nada perdía por deprimirse. "¿Qué se supone que haga ahora?... Supongo que resignarme a morir, igual, ¿Qué tanto vale mi vida? A este punto, soy un completo inútil, un útil ejemplo de inutilidad, agh...". Derrocado, suspirando, no quedaba más por hacer, quizás sí pero necesitaba descansar, no existía momento del día en el que estaba completamente en paz, estaba repleto de tensión y horror.

— ... Ahh... ¡Aw!

La paz se destruyó por ese roce, y lo estaba lastimando. Buscó por todo el suéter hasta encontrarlo, había olvidado que estaba ahí: un pequeño frasco, solo lo encontró y lo resguardó, creía haber leído bien... "Flunitrazepam", se mentiría a sí mismo si dijera que sabia que era, probablemente lo había leído antes, escuchado de esto pero igual, no podría recordarlo, su mente solo era una fractura, todo era borroso. Sea como sea, Bon guarda esto en su hogar por alguna razón. Para el padre de Bon, probablemente no sea tan importante sino lo llevaría consigo mismo, ¿Será de Bon? ¿Alguna enfermedad? Bueno, muy cuerdo no debe estar ya de por sí, no le quedaba duda de aquello.

Era líquido y no poseía olor, y una pequeña punzada de paranoia crecía: y si eso era... "¿En el jugo, el estúpido jugo de mora?" ¿Cómo jamás lo pensó? Estaba claro, era tan obvio que Bon tenía que ver, pero jamás se puso a pensar en eso, se sentía tan estúpido. "Claro, el jugo tenía algo que hizo que me envenenara, ¿Y ese algo podría ser esto?" Y no solo esa vez, toda la semana pudo haber sido drogado, por eso es que se sentía tan fatigado, por eso enfermó. En la cabeza de Bonnie todos los hilos se estaban conectando, sin duda, pero no podía garantizar que lo que sostenía en sus manos era realmente la droga.

No estaba dispuesto a arriesgarse por su curiosidad, está podría ser clave para su libertad, pero no estaba concentrado si quiera en eso, solo quería saber la función del medicamento. Había una forma de saber, y de tan solo pensarlo sonría, se creía un maníaco por esos pensamientos, y junto a las diminutas risas que expulsaba, carcajadas provenían de los peluches. Finalmente, no se reían de él, reían con él. Un buen plan sin duda, pero ¿Cómo ponerlo en marcha? Ahora estaba desilusionado, no había forma de probarlo, como mínimo vengarse de Bon.

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