Prólogo

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Abro la llave del grifo y lavo mis manos tan rápido como puedo. Haciendo mucha presión entre los dedos, aprieto por terecera vez el pequeño bote de jabón líquido.

-No, esto no puede estar pasando.- mi vista no enfoca bien mis acciones.

Me enjuago mis manos hasta mi antebrazo, quitando una que otra mancha por mis codos.

Me costo trabajo limpiar el piso blanco marfil, las manchas rojas no se quitaban pero después de unos minutos quedo como nuevo, aunque mi cuerpo acabo todo manchado.

-No, no, no...- me repito una y otra vez. Escucho mi propia voz muy lejos de mí.

Más jabón por debajo de mis uñas.

-No lo puedo creer, no lo puedo creer-.

No me dentengo hasta que veo mis manos completamente limpias.

Por fin levanto la vista de mis manos, como si no hubiera pasado.

Como si nada de esto hubiera pasado...

Llevo mi vista al elegante espejo que esta delante de mi y veo mis ojos, rojos por el llanto y haciéndolos lucir más irritados por las grandes sombras que están debajo de ellos. Mi cara, se ve más palida de la que realmente es.

Si que pasó.

Me lavo rápidamente la cara. Y alzó la vista de nuevo.

Miro unos segundos mi reflejo, el rostro de una desconocida, analizo cada detalle de mi cara.

No soy yo. ¿Cuándo me convertí en esto?¿cómo se borra esa mascara que usé por tanto tiempo?

Patética. Apartó la vista.

Aunque la otra persona enfrente mío no sea yo, una versión ajena a mi, ahora somos una misma. Guardamos dentro de nosotras un secreto.

Un secreto que podría poner fin a todo.

Veo mis ojos otra vez más, con más profundidad.

Como sí nada de esto hubiera pasado...

¿Quizá...?¿Podría?

Si.

Veo mis ojos una última vez a través del espejo y los cierro. Respiro hondo y exhalo.

Inhalo y exhalo.

Como si nada hubiera pasado.- repito una y otra vez calmadome a mi misma.- Nada paso.

Vuelvo abrir mis ojos. Me veo a mí. Se fue la otra persona, regresó la máscara.

-Todo estará bien-. me consuelo.- Actúa normal, todo pasará.

Abro de nuevo el grifo del agua para que se vayan los restos de sangre. Me quito mi lindo vestido color lila de diseñador y lo lavo ahí mismo. Con mucho cuidado. Tallando cada mancha.

Lo bueno que solo se mancho de la falda y un poco del abdomen bajo, no se que haría si no tuviera remedio, costo muy caro...

Me agacho y abro el cajón donde guardo los jabones de la ropa y lo vierto en la gran mancha roja que sigue ahí.

Cada movimiento con delicadeza, siempre hago las cosas con delicadeza.

Después de varios minutos el vestido está limpio y lo trato de secar con mi secadora para el cabello.

Decente.

Me vuelvo a vestir, aún con el vestido un poco húmedo. Me recojo el cabello en una coleta alta.

Como si nada hubiera pasado.

Me pellizco un poco las mejillas para darle color. Y le muestro una sonrisa fingida a mi reflejo.

Aceptable y suficiente.

Abro la puerta blanca del baño y doy un paso fuera.

Como la misma chica que era, como si no dependiera mi vida de esto...

Como si nunca hubiera pasado.

Luz de GasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora