—Ben, detente en la esquina... —habló Amelia a través del intercomunicador.
—¿Por qué? —interrogó él.
—No sé de qué manera podría reaccionar... —musitó ella—. No quiero que te haga daño...
Benedict guardó silencio.
—Muy bien, pasaron dos segundos, ahora dime la verdadera razón... —murmuró.
Ella soltó un suspiro.
—No quiero que le hagas daño si él intenta hacerte daño...
—Así está mejor...
Se detuvieron en la esquina, y ambos descendieron de la motocicleta.
—Llámame si me necesitas... —murmuró Ben mientras la observaba.
—Estaré bien, no seas dramático... —dijo comenzando a caminar en reversa.
—Amelia... —la llamó—. El sujeto que está allí dentro no es la persona más racional del mundo... ambos sabemos que no se puede confiar en él al cien por ciento...
La mujer observó sus zapatos con tristeza.
—No es un criminal, Ben... —murmuró.
Él dio dos pasos hacia ella, y besó su frente.
—Te estaré esperando... —susurró.
Ella simplemente asintió, y comenzó a caminar hasta la morada del inglés.
Tocó el timbre del portón, y unos segundos después escuchó hablar por el altavoz incorporado.
—¿Sí? —inquirieron del otro lado.
—¿Omar? —preguntó ella—. ¿Eres tú?
—¿Señorita Amelia? —habló él sorprendido.
—Hola, Omar Hameed... —saludó divertida.
—Señorita, no se imagina lo feliz que estará el señor cuando le diga que ha venido...
—Omar, no... por favor no le digas nada, solo déjame entrar...
El muchacho no respondió por unos momentos.
—Por favor... —suplicó.
El replicar de Omar fue a través del sonido que hacía la puerta cuando era abierta desde dentro.
Entró a la casa con sigilo, y lo primero que vio fue al joven observándola emocionado.
—Señorita... —dijo él—. Es muy grata su presencia...
—¡Oh, vamos!, ¡ven aquí! —exclamó ella abriendo los brazos.
El joven sonrió, y aceptó su forma de saludar con cortesía.
—¿Dónde está él? —murmuró Amelia.
—En su habitación... —respondió Omar—. Recibió una llamada hace un rato, parecía ser importante, él dijo que subiría a tomar un baño y cambiarse, ya que debía salir en una hora...
Amelia caminó a la sala, y observó todo con suma nostalgia.
Era como si cada mueble, cuadro o alfombra tuviera un recuerdo triste que hacerle rememorar.
—Dile que Robert Downey Jr. está esperándolo en la sala... —murmuró mientras se sentaba en un sofá—. Cuéntale que estaba de paso en la ciudad, y decidió venir a saludarle...
—Entendido...
El mayordomo subió las escaleras con rapidez, y tocó la puerta del inglés con suavidad.
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Panacea Universal
Fanfic❝El que jamás ha llorado y sufrido en soledad, nunca podrá entender cuan dulce puede llegar a ser el verdadero amor❞ ➤En lugar de una larga parrafeada contándote de qué se trata esto, prefiero dejarte algunos comentarios de mis queridas lectoras: ❝L...