Anyways

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Ya era de noche. Este viejo gato estaba acomodando los vasos limpios en el bar antes de irme a dormir, no era algo que hubiera hecho de no haber sido por esa niña, la princesa del infierno. Aunque después de haber visto a cierto paciente salir campante por la puerta principal mientras gritaba que iría a drogarse por ahí, pensé que era el pretexto perfecto para esperar a su regreso. Ya había pasado bastante rato desde entonces, no debía tardar.

Fue entonces que se abrió la puerta lentamente. Sabía que era él, Angel Dust. No dejé mi trabajo por eso, él podía caminar sólo hasta su habitación. Cerró la puerta y escuché cómo se acercaba hasta el bar, diciendo que le sirviera un vaso de "algo", nada en específico. Alcé la mirada para verlo desecho. Tenía el cabello alborotado y estaba llorando. Se veía distraído, miraba a la nada. Sin comentar mucho, le preparé una bebida.

Al acercarle el vaso, sonrió leve, sin alzar la mirada. Alcé una ceja ante eso. Tras el primer trago de la bebida, me miró y sonrió coqueto, como solía hacer todos los días. Sólo que... No podía ignorar que todavía estaba llorando. Estuvo a punto de decir algo, pero le acerqué un pañuelo que tenía siempre sobre mi pecho, dejándolo sin palabras además de un suave "gracias" cargado de sorpresa. Se limpió las lágrimas con el pañuelo.

Joder, estoy demasiado drogado...Fue lo único que dijo después.

Luego de un rato, trató de mantenerse animado, coqueteando conmigo sin obtener nada de mi parte, mas que una mirada de desaprobación. Poco a poco, mientras bajaba el nivel de su bebida, parecía quedarse más y más callado. Pensé que tal vez era que tenía sueño o una mierda así, pero entonces... ¿Por qué no se iba? Esperé a que terminara su bebida para lavar el vaso y secarlo, pero aún así, permanecía. Miraba la barra, pero juraba que no había nada que ver ahí. Dejé las cosas y entonces me senté a su lado.

Muchacho, escucha porque no lo diré dos veces. Y para que sepas, me importa una mierda, pero ¿qué te sucede?

Angel me miró con una leve sonrisa. Sólo repitió lo de antes.

Estoy muy drogado.

Entonces empezó a llorar, cubriéndose el rostro. Pasé mi brazo sobre sus hombros. Él recargó su cabeza sobre mi pecho. Nadie dijo más. Hasta varias horas después, cuando empezaba a amanecer. Él se estaba durmiendo, pero aún podía irse a su habitación por su cuenta.

Así fue la primera vez que llegó en ese estado. Y con el paso de los días, se repitió. Siempre diciendo lo jodidamente drogado que estaba. Aunque a veces empezaba a reírse de eso. Otras veces se le notaba bastante que se había pasado de la cuenta. Esas veces, al día siguiente, le llamaban la atención Charlie y Vaggie. Y aunque no siempre me pedían despejar la barra, siempre lo esperaba con una bebida preparada.

Poco a poco Angel iba soltando algo de la mierda que le pasaba. Cosas como su propia muerte o el trato de su padre y hermano. Eventualmente dejaba al descubierto temores y preocupaciones relacionados a sus seres queridos o a sí mismo. Aunque claramente nunca dejó de remarcar que estaba drogado hasta el culo.

Nunca me importó del todo hacerle compañía, literalmente al principio no me importaba él, pero después le empecé a restar importancia el hecho de sacrificar horas de sueño por él. Cosa que Alastor usaba en mi contra para reírse un rato, para encabronarme y divertirse. Al final del día, hacer que Angel recuperara un poco de luz en su rostro hacía que valiera la pena.

Y esperaba que así fuera esa noche, pero esa vez, sólo esperé por horas y una bebida preparada se desperdició. Y la siguiente, y la siguiente a esa, así por casi un puto mes. Durante ese mes, hubo veces en las que Charlie me acompañaba un rato, con la esperanza de que volviera pronto. Aunque ya no preparaba la bebida, esperaba a que llegara.

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