Capítulo V: Promesa

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—¿¡Líng, me estás escuchando?!.

—¡Lo siento, Mián! —vacilo nervioso.

—¿Qué te pasa?. Últimamente estás muy distraído —dice preocupada.

—Nada, no te preocupes.

—Entonces pon atención a lo que te digo. Recuerda que pronto deberás ayudar a mamá ha trabajar.

—….

Ha pasado un mes desde que vivo en casa de tía Dàmǐ, por lo que le pedí que me ayude a conseguir uno en la recolección de algodón, para aportar dinero. Eso me recuerda que afortunadamente, llevo tres semanas viéndome a escondidas con Biānfú.

—Por cierto, ¿cómo vas con el columpio?.

—Bien, muy bien —miento—. Ya verás lo divertido que será —agrego riendo.

—¡Genia! —dice abriendo la ventana.

—El día es bello, aunque me gusta más la luna, es preciosa….

—También a mí. ¿Oye, ya sabes de los cazadores?.

—¿Cazadores?. —Dejo de barrer. Es la segunda vez que lo escucho.

—Los vecinos dicen haberlos visto ayer por el bosque, aparentemente se dedican a cazar animales exóticos para el mercado de Hunan.

—¿Hunan? —tartamudeo asustado. Es cierto, había escuchado de eso, pero no creí que eran de aquí.

—¿Líng, estás bien…?. Te has puesto muy pálido. —Intenta tocarme.

—Perdón, debo hacer algo importante.

¡Mientras viva nadie le pondrá un dedo encima!. Salgo de la casa corriendo en dirección a la cueva, mientras todas las personas con las que me cruzo voltean. Llegando entro directo sin importarme la tenue luz que hay.

—¡Yuèliàng, Yuèliàng! —grito desesperado, rogando al cielo su protección.

Sin embargo no recibo respuesta, así que continúo mi largo camino prendiendo el celular, que aquí es para lo único que me sirve. Al encontrar el nido lo reviso y observo aliviado al pequeño Biānfu dormitar.

—Aquí estás… —susurro tiernamente, al cogerlo—. Vaya que tienes un sueño pesado —digo, abrazándolo.

Lo regreso con delicadeza y salgo para sentarme en la entrada. Tonto, no debería preocuparme por un Biānfú cualquiera, pero por más que lo intento mi corazón duele al imaginar perderlo. ¿Qué haré?, solo soy un simple hombre sin poder ni dinero.

—¿Líng?.

—¡Yuèliàng! —exclamo sorprendido—. ¿Qué haces despierto?. —Se sienta junto a mi.

—Me desperté para darle la vuelta a mi hoja y te ví salir. ¿Pasa algo?.

—No.

—Vamos, somos amigos, puedes contarme con confianza —dice, rascando su pata. No comprendo, pero mi corazón se estruja siempre que me llama amigo.

—¿Tienes pensado regresar a tu dimensión, algún día?.

—¿Ya no quieres verme?.

—¡No, es solo que…! —vacilo, y me detengo—. Creo que allá estarás mejor, a salvo.

—Quizás tengas razón —susurra, observando la puesta de sol—. Pero, no pienso romper la promesa.

—¿A quién?.

—A ti. —Voltea directo a mis ojos—. El día que comencé a amarte —sonríe. Mi corazón da un brinco haciéndome sonrojar—. Prometí que mientras vivamos y pase lo que pase, seré tu compañero fiel.

—Antes, creí que solo eras un animal más que deseaba proteger, sin embargo.

—¿Qué?.

—Ya no puedo verte de esa forma, ni siquiera puedo imaginarme un futuro en el que no estés conmigo.

—….

—Ahora, solo deseo amarte, Yuèliàng... —confieso.

Sopa de amor (CeroxMurciélago) [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora