Capítulo IV: Como polen

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Ayer llegué a casa muy tarde, Mián y tía estaban muy preocupadas, por lo que inevitablemente tuve que mentirles. Acordé reunirme con él de nuevo, solo para comprobar que es parte de mi imaginación.

—¡¿Biānfú, dónde estás?!.

—¡Aquí! —exclama, saliendo de un arbusto y me sonríe.

—Mierda… —susurro nervioso. Después de todo sí es real—. ¿Para qué querías verme?.

—Seamos amigos.

—¿Estás bromeando, por qué querría ser amigo de un Biānfú?.

—¡Para saldar mi deuda! —exclama, acercándose—. Acepta, por favor.

—Olvídalo, busca algo mejor….

—¿Qué quieres que haga, humano? —suspira con pesadez.

—No me llames así, mi nombre es Líng.

—¡Líng, Líng! —repite emocionado—. El mío es Yuèliàng Biānfú.

—Yuèliàng…. —susurro fascinado—. Es hermoso —sonrío, observándolo tambalear.

—¿Hermoso?.

—Sí....

Después de esa extraña conversación, decidimos dar un paseo más profundo por el bosque, siendo la luna nuestra guía. Entre más caminamos, pequeños grillos ruidosos nos rodean.

—¿Te gusta?.

—¿Qué cosa?.

—La melodía de los grillo —susurra, cerrando los ojos—. Es bella.

—….

—¿Qué ocurre?.

—No entiendo, dices que te agrada el sonido, pero… —digo molesto—. Aún así los cazas —suspiro. Me observa serio.

—Sí.

—….

—Todos en algún momento causaremos daño a aquellos que más apreciamos, incluso en algunas ocasiones, como ésta, llegaremos ha consumirlos.

Mientras habla conmigo vuela con suavidad hasta el ras del suelo, en el que se encuentra uno de los grillos y lo coge.

—He llegado a comprender que no se puede evitar, el círculo perfecto de la naturaleza. —Lo suelta—. ¿Lo entiendes?.

—Sí....

Sin darme cuenta estaba totalmente hipnotizado con sus palabras, hasta que me ví forzado a contestar; casi como sí me penetraran. Unos minutos después seguimos avanzo, para llegar a la planicie de la que tanto habló todo el tiempo.

—Es aquí.

—¡Whoa! —exclamo atónito, por el impactante paisaje.

Al voltear en su dirección noto que se aleja, así que lo sigo con curiosidad. Segundos después se detiene encima de las hojas grandes del pasto, las roza con delicadeza y comienzan a emerger luciérnagas.

—¡Yuèliàng, es increíble!.

—¡Vamos, bailemos la danza de polen!.

Lo acompaño desnudando mis pies y ambos seguimos el ritmo, dando vueltas de aquí allá hasta el cansancio; sin perder un segundo nuestros ojos. Al terminar nos recostamos en el centro, esperando admirar mejor la magnífica luna.

—Gracias por traerme aquí, fue divertido.

—A ti, por aceptar —dice feliz—. Aunque no todo lo hice yo, mi familia guío a las luciérnagas —ríe.

—Familia, no imaginé que estaban aquí….

—En realidad no, soy huérfano, pero al haberme quedado tantos años conseguí una.

—Ya veo. —Volteo triste—. También tengo familia….

—¿De sangre?.

—Sí, gracias a ellas puedo estar contigo —susurro Incómodo.

—¿Por qué?.

—Hace unos días intenté quitarme la vida —confieso avergonzado.

—Deben ser las mejores humanas —dice, tocando mi mano—. Por favor, preséntame algún día.

Sin darnos cuenta las horas pasaron y nos quedamos dormidos; el sol ya salió. Intento sentarme, pero Yuèliàng está dormido en mi pecho, provocando por alguna extraña razón que se acelere y me haga sonrojar levemente.

Sopa de amor (CeroxMurciélago) [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora