Capítulo cuatro

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Hola nuevamente, esta aportación es para el cumpleaños de Candy y también continuando mi alteración a la historia que aún no he terminado titulada “Olvidar tu pasado para recuperar tu futuro”, pueden encontrar las partes anteriores en este grupo, agradezco a Rossy Castañeda el compartirlas.
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Candy despertó recargada de mucha energía y una felicidad que ni ella se podía explicar, era un viernes 05 de mayo de 1908 a dos días de cumplir su mayoría de edad. Se fue directo a la cocina a preparar emparedados y meterlos en una canasta, también hizo una deliciosa agua de sabor y alguna fruta picada. Sintió que alguien estaba observándola en el marco de la puerta, pero no sintió miedo ya que sabía quién era, sin mirarlo le dijo que en un momento desayunarían. Él se fue a sentar al comedor, la espero paciente y ella llego con un delicioso platillo que le encanto dárselo en la boca. Lo ayudo a vestirse y peino, admirando su cabello castaño le dijo que ojala no se lo cortara ya que lo hacía ver muy buen mozo.
Terry sonrió de lado y solo atinó a decir – si tú me lo pides enfermera pecosa con gusto así lo dejare.
Se dispusieron a ir al dispensario del Doctor Marti, ya ahí la mañana transcurrió normal hasta el momento en que fue el descanzo y se fueron a un costado del consultorio a sentar sobre el cesped y Candy puso lo canasta  a  su lado con los alimentos preparados previamente.
Ella cuidando en todo momento de su paciente, lo ayudo a sentarse pero él le pidió que lo ayudara a recostarse.
El viendo al cielo comenzó a pensar en que si era mucho lo que estaba haciendo Candy por él, quería agradecerle y lo que se vino a su mente es que si ya habría pasado su cumpleaños y en eso se incorpora para verla y le pregunta – Enfermera pecosa en tus cartas no mencionabas nada de tu cumpleaños, ¿cuándo es?
- Terry no quiero abrumarte pero da la casualidad que es el domingo 07 de mayo, no estás obligado a nada ¡eh!
- Pero que casualidad que pronto un año más de vida y por cierto ¿cuántos cumples?- el castaño todo interesado pregunta.
- Cumplo mi mayoría de edad, dieciocho años- menciona la pecosa orgullosa
- ¡Qué bien! ya nadie podrá decidir por ti – menciona Terry recordando lo sucedido el día de ayer con Albert.
- Exactamente estaba pensando eso en la mañana, nadie podrá obligarme a nada – responde Candy y agrega – cambiemos de tema, esto es el picnic que me prometiste y a disfrutarlo se ha dicho.
El actor asintió con la cabeza y empezaron a disfrutar de la sombra del árbol que tenían encima. Comieron y platicaron de las obras de Shakespeare. Terry quiso hacer un esfuerzo nuevamente y empezó a quejarse de la cabeza, Candy al notar la molestia del actor opto por dar por terminado el picnic y lo llevo al consultorio a que tomara un medicamento y se recostara. Lo dejo dormir mientras ella terminaba su trabajo en el dispensario y atendiendo a todos los pacientes que llegaban.
Llego el momento de terminar la jornada y Terry despertó más tranquilo y sin dolor, vio a su enfermera favorita y le pidió disculpas por arruinar el picnic, ella le contesto que no había problema, no lo había arruinado pero le hizo prometer que cuando estuviera recuperado en su totalidad harían otro. Asintiendo con la cabeza Terry le respondio.
Albert los estaba esperando en su auto y los llevo al departamento de Candy. Cuando ella se metio a la cocina a hacer algo de cenar, el castaño aprovecho para decirle a Albert sobre el cumpleaños de su pecosa. Albert sonrio y dijo que no se preocupara, Archie, Anie y Paty se están encargando de eso, le harán una fiesta sorpresa. Terry le pregunto que quienes eran ellos, a lo que el rubio le contesto que son los mejores amigos de su hermana. El actor suspiro, en su interior él quería darle o hacerle algo a Candy pero vio que no podría ya que ni sus manos lo ayudarían. Albert al ver su reacción intuyo que le preocupaba algo a su amigo y sabía que era.
– No te pongas así Terry, Candy entiende que no puedes hacer nada por el momento, pero yo te puedo ayudar a que el cumpleaños de Candy sea inolvidable, mira tú te encargaras de… - se lo susurro en el oído, alcanzo a terminar de decirle, cuando Candy salió a decirles que estaba lista la cena, Albert se incorporó y se disculpó solo paso a ver si estaban bien y decirles que el día sábado estaría ocupado y no podría verlos. No se quedó a cenar ya que tenía mucho todavía por hacer, entre ello, una de las sorpresas de su querida hermana.
Candy se puso cabizbaja, ya que quería pasar tiempo con los dos hombres que más quería.
Albert vio su reacción y le dijo – Pequeña no te pongas así, tú tienes la solución, vente a vivir conmigo, cenaremos juntos siempre.
Candy se incorporó y le sonrió – Albert la verdad no me gusta estar ahí, me siento incomoda, me tendré que acostumbrar a verte poco, espero que nos visites seguido aquí – le guiño el ojo y lo abrazo tiernamente. El rubio correspondió al abrazo y la beso en la mejilla, se despidió de ambos y los dejo solos.
La pareja de rebeldes cenaron tranquilos hablando de trivialidades, Candy recogió la mesa y se empezó a poner nerviosa ya que tenía que cumplir lo que le había prometido a su engreído el día anterior, bañarlo.
Terry se retiró a su alcoba para esperar que la rubia cumpliera, estaba sonriendo de medio lado, cuando entro ella, toda nerviosa y le aviso que la tina estaba lista para él. Le ayudo a desvestirlo, le quito las vendas y lo dejo solo en ropa interior. Lo ayudo a meterse en la tina, ella se arremango las mangas de su blusa y empezó su martirio, que muy en el fondo estaba provocando que se encendiera la llama del deseo. Lavo su cabello y siguió con casi todas las partes del cuerpo, le dejo esas partes que se resistía a no ver ni tocar, aunque su diablito interior si quería. Cuando termino lo ayudo a secarse y cambiarse.
Mientras tanto el pensamiento de Terry no iba era muy diferente, al sentir las manos suaves de la pecosa se imaginó que podría tenerla entre sus brazos aunque por el momento no le servían las manos, pensó que pronto las cosas cambiarían, le mostraría todo lo que estaba sintiendo por ella, amor puro y deseo.
Carraspeo Candy al ver los ojos de Terry enfocados en el cuerpo de ella, él se sonrojo, bajo la mirada y se disculpó. Candy viendo lo que había provocado en él solo le aventó la toalla, se dio la media vuelta y salió del cuarto de baño.
Ya en la habitación que ocupaba el castaño se limitó a curarle las heridas, ayudarle a poner la pijama y darle las buenas noches dándole un beso en la frente; Terry al notar el mutismo vio que era el causante de tal silencio y decidió romperlo.
- Discúlpame Candy  no fue mi intención incomodarte, si es mucho para ti ayudarme a bañarme, tratare de que no sea tan seguido- terminando se carcajeo.
La rubia al principio se quedó sin saber cómo reaccionar pero al ver la carcajada de Terry lo acompaño con su risa – Terry eres terrible.
Ya ves pecosa te ves más bonita sonriendo, que con tu cara seria, ya puedo dormir tranquilo pude sacarte una sonrisa. Candy termino de reír y le dijo – Está bien Terry, ya no te bañare tan seguido- guiñando el ojo- por ahora a dormir, mañana será otro día y hay que trabajar- Lo cobijo y al salir apago la luz, se fue a bañar  y se alisto a dormir y asi lo hizo.

Olvidar Tu Pasado Para Recuperar Tu FuturoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora