íntima conexión fue
septieterno amor
ambos anhelaríamos.
La luna nos veía
acurrudados adolescentes;
enamorados de esperanzas.
Locura, sueños, ilusiones;
de promesas nos llenamos
y como el titánic
allá en el obscuro abismo
la vida nos hundió.
Niña nefelibata,
escritora apasionada;
voráz apetito,
deseaba el mundo comer.
Músico apacible,
tranquilo, noble;
compañera, poeta
esto tú fuiste.
Como estrellas nos estrellamos,
en aquel firmamento de pasión,
surreal sueño, despertar fue imposible
hasta que la vida nos amaneció.
La luz su sombra proyectó
en nuestra tibia alborada.
La fantasía la vida arrancó
y a la realidad nos devolvió.
Y encerrados en lágrima
todo lo hermoso se esfumó,
la magia su hechizo acabó,
solo los recuernos nos dejó.