Día 2: Mitología

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Todoroki Shouto el dios griego del fuego y hielo bajó sumamente enojado del Olimpo, hace apenas unas horas se había decidido en el Panteón quien estaría a cargo de los juegos Olímpicos de ese año y para su desgracia, su padre Endeavor el Dios del fuego era el elegido. 

Apenas llegaron a su mansión palaciega su padre le había dicho, o mas bien ordenado que tenía que ser el mejor en esos juegos. Cansado de la misma situación de siempre salió de la habitación dejando a su padre con la palabra en la boca.

Ahora se encontraba vagando al pie del Monte Olimpo.

Afectado por el calor del día decidió ir a refrescarse en las aguas de algún lago cercano. Se sumergió en las cristalinas aguas aún con su himatión puesto, era tal la serenidad del pequeño lago que sin darse cuenta empezó a cantar el "Epitafio de Seikilos".

El ruido que hacía el joven dios al nadar y la suave melodía que salía de sus labios despertó al espíritu protector del lago, Izuku hijo de la ninfa Inko y del dios de la paz Toshinori. Izuku quien nunca había visto a una persona que poseyera tal belleza quedó enamorado completamente del apuesto desconocido que se encontraba nadando en el lago.

Sin hacer caso a las metodologías de la burocracia se acercó con el propósito de conquistarlo, coqueto, seguro.

—¿No cree que puede llegar a enfermarse si se queda más tiempo en el lago, joven dios?—comentó risueño.

Shouto dirigió su vista al portador de la hermosa voz, quedando completamente maravillado ante la prodigiosa hermosura del joven espíritu, sus rizados cabellos se movían al compas de las hojas de los arboles, como si el verde de sus rizos quisiera esconderse entre las ramas de los frondosos arboles que los rodeaban.

Encantado con la belleza del joven caminó lentamente hacia él, su himatión de lino pegándose a su cuerpo con cada paso que daba, al observarle mas de cerca notó que las mejillas del rizado estaban bañadas de pecas, sonrió, las pecas le daban un aire inocente pero a la vez sensual.

—Soy un dios, no me enfermo—comentó seguro para luego sonreírle coquetamente—¿Cuál es tu nombre ricitos?.

El espíritu riendo se acerco a él. Su risa parecía el repiqueteo de miles de campanas, pensó Shouto y su caminar era tan delicado y suave que parecía que danzaba al compas de una música inexistente.

—Mi nombre es Izuku, soy el espíritu protector de este humilde lago—explico mientras hacia una ligera reverencia y le miraba con ojos coquetos— ¿Cuál es el nombre de la deidad que se presenta en mi lago?.

—Soy el dios del fuego y hielo, Todoroki Shouto.

—Así que, Todoroki-sama ¿Se encontraba aburrido allá en el Olimpo y por eso decidió venir a refrescarse un poco?—dijo risueño mientras le miraba de arriba abajo.

—Si, se podría decir que si, y puedes llamarme Shouto—comentó ganándose una sonrisa coqueta de parte del pecoso.

Ambos se miraban coquetamente y ambos eran consientes de las chispas que saltaban entre ellos.

Atraído por la mirada esmeralda del rizado, el joven dios fue el primero en romper la distancia autoimpuesta, se acerco lentamente, como si temiera que el espíritu protector desapareciera. Levanto su mano con cautela y se permitió acariciar los abundantes rizos del contrario.

—Tus rizos, son tan suaves como pensé que serían—murmuró sin detener sus caricias y mirándole fijamente.

—Shou-chan—susurró apenas siendo consciente de lo que estaba diciendo.

Un adorable rubor coloreo las mejillas del pecoso, a Shouto se le antojo besarlas, y eso hizo. Fue un beso suave, casi efímero. Ambos se miraron sonrojados para luego unir sus labios en una suave danza.

Así pasaron toda  la tarde, entre caricias y besos robados, pero el sol empezaba a esconderse y ambos sabían que esa pequeño encuentro estaba llegando a su fin.

Renuentes a dejarlo como un simple encuentro, los amantes prometieron encontrarse en aquel lago, todos los días a la misma hora. Alimentando su amor con esos pequeños pero significativos encuentros.



*Himatión: Manto suelto que los griegos solían llevar sobre el resto de la indumentaria

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*Himatión: Manto suelto que los griegos solían llevar sobre el resto de la indumentaria.

*Epitafio de Seikilos: es la composición musical completa más antigua que se conserva. Es parte de una inscripción griega.

Al principio pensé en escribir sobre la mitología egipcia o sobre seres mitológicos, pero luego de una larga investigación me decidí por la griega. Esta es mi percepción del romance griego, o bueno de lo que he leído sobre el, siento que es una atracción física más que sentimental así que quise reflejar eso )?.

Pd. Mientras escribía esto mi loro estaba durmiendo en mi hombro y cantando dormido, así que escribí esto riéndome de él la mayor parte del tiempo xd♡.

Nos leemos mañana. Bye, byee ♡

802 palabras

TodoDeku Week 2020  || BNHADonde viven las historias. Descúbrelo ahora