II

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Un tedioso vibrar se repetía constantemente al costado de la cama, por más que fuera ignorado continuaba, una y otra vez, ya la cuarta vez que le llamaban.

Era sábado, la sábana lo cubría de pies a cabeza, intentaba seguir durmiendo y no poner ninguna parte de su cuerpo fuera de su cómodo cuadrado, el tedioso sonido murió de golpe.

—Al fin —suspiro dando la espalda al buró.

“Hey Villin, no le hagas al idiota” suena a su espalda, parecía que su celular había sido contestado, y de el emanaba una voz masculina.
Mueve tu trasero fuera de la cama y ven ha abrir la puerta”

—Por un demonio, Marcus —se descubre la cabeza furiosamente para tomar el aparato—. Es SÁBADO ¿Okay? Ayer trabaje mucho en la universidad y me tuvieron a la fuerza en su estúpida reunion casi toda la noche ¿Pueden darme un respiro?

“Vas ha abrir ¿Sí o no?”

Villin chasquea la lengua, al parecer no tendria ese día tranquilo y relajante que esperaba—. Ya voy.

Lanza despreocupado el móvil sobre el pequeño mueble al costado de la cama, con desganas rosa la palma de la mano desde la frente hasta la barbilla, se coloca al filo de la cama, lanzando la sabana al extremo contrario, da un pesado suspiro de desganas al colocarse las sandalias de un chillante morado.

Toma un pequeño control remoto encendiendo las luces de la habitación, y con otro botón el televisor el cual reproduce el canal de caricaturas.
Frank esta en ropa interior, su traje azul marino hace un camino en el suelo desde la puerta hasta la cama.
Con los puños talla suavemente sus párpados acostumbrando sus pupilas marones a la luz que rebota en las blancas paredes, se pone de pie en dirección a la puerta, para salir de la habitación, un amplio pasillo lo guío pasando por la puerta del baño y llengando a la estancia principal, la luz del sol entrando por el ventanal lo encandiló nuevamente, sólo se limitó en mirar hacia la cocina con un par de parpadeos volvió su vista al frente, bajo de un salto el tercio de escalones de madera, para caminar por el costado se la sala.

En la puerta de escuchaba un ligero pero insistente golpe, que parecia ser con los nudillos.

—Demonios, Villin —queja el chico en el marco cuando la puerta es abierta—. Si te vas a tardar tanto, al menos cambiate.

Frank, sólo pudo observar como una cabellera color zanahoria entraba sin permiso a su departamento—. No hay problema, pasa —agrega extendiendo los brazos y girando hacia su invasor.

—Gracias —indica despreocupado dejando caer su cuerpo sobre el amplio sofá color vino—. Perdón por lo de tu celular, si no lo hacía yo, nunca me hubieras abierto.

—¿Y no pensaste que en realidad no quería hacerlo? —asoma la cabeza hacia el enorme pasillo que dividía su apartamento del vecino de al lado —. ¿Quién te dio acceso? —mira hacia al frente, el departamento del frente estaba solitario como de costumbre, con el letrero de "renta o venta" deslumbrado en su puerta, Frank seguía meditando si comprarlo también y convencer a su anciano vecino de mudarse a el para tener toda la parte superior derecha sólo para él.

—Una chica que viene a ver el departamento —se incorpora camino a la cocina —.Me dejo entrar con ella.

—¿El departamento? —cuestiona confundido al cerrar la puerta —El único departamento en renta...

—Sí, creo que te van a ganar en adquirir el de frente —del refrigerador sus trae una gaseosa—. ¿Tienes papas fritas?

—¿Por que no mentiste diciendo qué tú ya lo habías rentado? —no estaba enojado, pero su tono de voz hacia parecer que sí.

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⏰ Última actualización: Jul 10, 2020 ⏰

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