Magnetismo [Mario Hugo x Patana]

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"Su sola presencia me arrastraba, el magnetismo entre nosotros era algo inevitable".


El día que llegó al estudio fue una locura, desde el momento en qué entró al set y comenzó a cantar supe que no podría quitármela de la cabeza en las próximas semanas.

Patana

La sobrina de mi jefe, la más joven del estudio, incluso más joven que yo, pero no podía evitar sentir mariposas en el estómago cada que ella estaba cerca de mí, y eso, era algo que ocurría demasiado a menudo.

Trataba de alejarme, juro que lo hice, pero... Ella es tan perfecta, que apenas me iba deseaba nuevamente estar a su lado, aunque solo recibiera rechazo de su parte.

La invite innumerables veces a tomar jugo conmigo, le llevaba flores todas las mañanas, incluso le ayude para sus exámenes en materias que ni yo mismo entendía, me esforcé mucho para ser el hombre que ganará su corazón... Creí que no lo había conseguido... Hasta ese día...

Los años habían pasado desde la ultima vez que grabamos el programa, Patana había terminado sus estudios y ahora era una periodista profesional (mucho más de lo que fuimos nosotros), de los chicos no supe mucho, sabia que estaban trabajando en otras cosas, pero no habíamos tenido la oportunidad de volver a juntarnos.


En cambio con ella...

Era casi ridículo, la mayoría de nuestros encuentros no eran planeados, pero a lo largo de esos años, no hubo uno en donde no la encontrara, ya sea en un restaurante, alguna tienda, o simplemente caminando por la calle, era como si el destino quisiera que estuviéramos juntos de una manera u otra.

También la invité a comer en algunas ocasiones y ella cada vez aceptaba con mayor facilidad, a decir verdad, conforme el paso del tiempo, esta se acercaba e interesaba mucho más en mi, eso me volvía loco, parecía que finalmente mis esfuerzos estaban dando frutos. Aun así, nunca llegamos a nada.

Una mañana, cuando yo ya trabajaba en otro noticiero, estaba vistiéndome para partir cuando sonó mi celular, eso era raro que sucediera, pero aun así atendí, el numero no estaba registrado, pero no quería quedarme con la duda.

- ¿Aló? -contesté

- Eh, Mario Hugo, tanto tiempo, ¿Cómo te va?

Era Bodoque quien estaba del otro lado de la línea, estaba tan sorprendido por su llamada que deje inmediatamente lo que hacia y me senté para escuchar lo que quería.

-  Pues bien, justo iba camino al trabajo y--

- Si, si, si, oye, necesito pedirte un favor

- ¿Qué?

- Un favor, no tengo mucho tiempo así que te mandaré la ubicación, por favor no te tardes

- Pero tengo que ir a trabajar...

- Oh vamos, solo por esta vez, te prometo que te daré un buen papel en la obra

- ¿Obra?

- Bien, nos vemos, no te tardes

Tras eso, la llamada termino. Estaba confundido, me llamaba después de todos estos años, ¿Solo para pedirme un favor? Y ni siquiera me dijo cual era... Aun así, igual que hace un rato, la curiosidad fue más fuerte, llamé al trabajo para decir que no iría pues estaba enfermo, terminé de vestirme y salí de mi casa hacia la dirección que me había mandado.

Llegué a un teatro vacío (convenientemente), escuchaba voces al interior y parecía que estaban armando una escenografía, me acerque al escenario y tras dudarlo un poco llamé el nombre de mi amigo.

- ¡Bodoque!

Tras el telón, el conejo rojo asomó la cabeza y sonrió al verme, llevaba un peluquin negro y un bigote del mismo color que le daba un aire profesional, bajó del escenario, me tomó del brazo y me arrastró junto con él tras bambalinas.

Todo el antiguo equipo estaba ahí, la mayoría estaban caracterizados con ropas bastante curiosas, coloridas y ostentosas, leían en voz alta lo que parecían ser diálogos de un obra, alguno incluso estaban cantando tratando de memorizar la letra de esas melodías.

Estaba por preguntar a que se debía todo esto, cuando el mismo Bodoque me aventó un traje azul parecido al los que usaban los demás.

- ¿Qué es esto? -pregunte confundido

-Es tu traje, pontelo, necesito que practiques la canción a dueto con Julieta

- ¿Julieta? ¿Bodoque que demonios está pasando?

Mi amigo rodó los ojos y se volteo hacia mi como si fuera obvia la respuesta.

- Tengo que presentar la obra de "Romeo y Julieta" para que no me coman, tú eres Romeo, ahora vístete, Patana está esperando

¡¿Patana?!

Eso debía ser una broma, estaba punto de presentar una de las mayores tragedias de amor de la historia, ¡¿Con ella?!

Bodoque me empujo con desesperación hasta uno de los camerinos, mientas seguía gritando que me apurara.

Tras unos minutos estuve listo, pero aun no podía con la idea de lo que estaba a punto de hacer. Juan Carlos me entregó un libreto y me condujo hasta el otro extremo de la sala, cuando llegamos, ella ya estaba ahí.

Antes de llegar temblaba del miedo, tenia al menos 4 meses desde la ultima vez que la vi, y aunque fuera menos a comparación de los demás estaba completamente aterrado. Apenas sus ojos se posaron en mi figura, sentí como todos mis miedos y preocupaciones se desvanecieran al instante.

Estaba preciosa, de inmediato me sentí seguro, como si me hubiera preparado para esto toda la vida, era una tontería, pero su sola presencia me arrastraba, el estar cerca de ella se había convertido en una necesidad, y podía jurar... que a ella le pasaba exactamente lo mismo.

Me senté a su lado y dejar de sonreír se volvió una tarea imposible, ella puso una mano sobre la mía y con voz calmada dijo.

- Tranquilo, lo harás bien

Estaba temblando y no me di cuenta, asentí y vi como Bodoque rodaba los ojos.

- A ver tortolitos, solo podemos hacer esto una vez, Mario Hugo, escucha bien la pista y lee tu libreto, esta canción debe salir bien a la primera.

La música empezó a sonar y finalmente pude leer la letra de la canción, era algo tan cursi, que no me costaría trabajo seguir el ritmo siendo ella mi compañera.

Apenas la melodía termino, Bodoque dio la orden de repetirla, solo que esta vez, nosotros debíamos empezar a cantar.

- ¿Listo? -preguntó Patana, su cuerpo estaba cada vez más cerca del mio, volví a temblar y ella apretó mi mano- Vamos, será divertido

Asentí y la música comenzó.

Ninguno de los dos nos veíamos al cantar, pues aun teníamos que seguir la letra desde el papel, a decir verdad lo hacíamos bastante bien, y llegando al verso final pude sentir su mirada, levante los ojos y ahí estaba ella, todavía más cerca si eso era posible.

Antes de que la melodía terminase, nuestros rostros ya estaban demasiado juntos, todos nos miraban con sorpresa y Bodoque sonreía con malicia, aparentemente todo esto era parte de un plan ideado por "Julieta", a quien finalmente, después de tantos años, pude probar sus labios.

• One Shots  [31 Minutos] •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora