Taylor
Cierro la puerta de mi casa con fuerza y subo las escaleras mientras las lágrimas corren por mi rostro, haciendo que lo vea todo borroso. Cuando llego a mi habitación no dudo en cerrar la puerta y tirarme en la cama para llorar en paz.
Después de tanto tira y afloja con el gilipollas de Mario finalmente hemos terminado todo.
Le odio, le odio, le odio...
Mentirosa.
Ya, bueno, pero en este momento se siente así. Pillo mi móvil y pongo mi playlist de canciones tristes. Lo sé, patético, pero quien no tiene una playlist así, es un psicópata.
Empiezo a recordar el día en el que nos conocimos con absoluta claridad. Casi como si fuera ayer. En aquel momento no sabía cuánto cambiaría mi vida y el daño que me haría.
"Mierda, habíamos acabado de comer y el lavavajillas se había estropeado. Mi padre se acercó al teléfono fijo y marcó al técnico. Menuda mierda, ahora me tocaría a mí lavar los platos, estoy segura.
Después de esperar media hora vino el susodicho técnico. El timbre sonó y atendí yo la puerta. Mi padre se preparó en la cocina para recibirlo. Abrí la puerta. Había un chico joven, más o menos de mi edad, era muy atractivo. Tenía la piel bronceada y unos rasgos bastante hispanos, por lo que deduje que era latino. Era más alto que yo, me sacaba una cabeza y tenía los ojos marrones, aparte de estar buenísimo en general. Me habré quedado como una boba mirándole porque al cabo de un rato él empezó a hablar y parecía algo incómodo.
— Eh... Vengo por el lavavajillas roto —dijo con indiferencia y ligera incomodidad, mientras me recorría de arriba abajo.
— Sí... Claro, pasa. La cocina está al fondo a la izquierda. —dije sonrojándome por la vergüenza que había pasado al quedarme embobada por su belleza.
No me dijo nada más al pasar por mi lado, pero creí ver una ligera sonrisa en su rostro. Vi cómo desaparecía por la puerta de la cocina y justo cuando me dirigía a mi cuarto mi padre me llamó.
— ¡Taylor, cariño, acércate aquí un momento! —gritó desde la cocina.
Le hice caso y fui hacia la cocina un poco alterada.
— ¿Qué quieres, papá? —dije sin mirar al técnico.
— Hija, explícale al muchacho lo que pasa con el lavavajillas, que tú entiendes más de estas cosas que yo —y dicho esto se fue de la cocina sin más.
Menudo cabrón. Me había dejado a solas con el técnico, aunque podía ser mi oportunidad para ligar.
Le expliqué el problema y él sin decir nada empezó a trabajar en silencio. Me quedé mirándole embobada por segunda vez hasta que se dio cuenta.
— ¿Sabes? Una foto duraría más —dijo sin distraerse de su labor.
— ¿Puedo? No estaría mal tener una foto de tu culo como fondo de pantalla —dije descaradamente mientras sonreía con ingenio. Él enarcó una ceja y luego siguió ignorándome olímpicamente—. Oye, por cierto, ¿tú eres de por aquí?
Él soltó una risa sarcástica y me contestó secamente.
— No.
La conversación se estaba poniendo un poco incómoda, así que decidí hacerle una última pregunta por curiosidad, aunque no quería parecerle pesada.
— Bueno, no quiero parecer una entrometida ni mucho menos pero... ¿No eres un poco joven para trabajar?
— Nope, y sí, eres una entrometida —contestó el muy borde.
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LOVE IS (not) EASY
Romance¿Te puedes enamorar de más de una persona a la vez? Taylor no estaba segura hasta que llegó... Él. Ella está a punto de descubrir que existen distintos tipos de amor. El amor juvenil y apasionado y uno más maduro y duradero. Adéntrate en esta histor...