Paso a paso.
El tintineo que provocaban los palillos metálicos al chocar con la porcelana del plato comenzaba a estresarme.
Mamá y papá mantenían una charla amena con el flameante héroe que encabezaba la mesa al más puro estilo japonés, yo no podía escuchar nada que no fueran mis pensamientos y el ruido de los cubiertos.
En uno de esos comentarios un tanto fuera de lugar, el menor de los Todoroki azotó sus manos contra la madera, poniéndose de pie sin decir palabra, yéndose a pasos agigantados a cualquier otro sitio que no fuera donde su progenitor estaba.— ¿Puedo retirarme? —pregunté a mamá, intentando no verla más de lo necesario.
Vi venir una recriminación, pero papá le tomó el brazo antes de que lo hiciera, asintiendo con una pequeña sonrisa. Mi salvación.
“Como buena esposa que serás, debes de apoyar a tu marido cuando se sienta frustrado” leí en los ojos de mi madre.
Intenté que mi cara no enrojeciera por la molestia, en su lugar me puse a hacer pucheros.— Con su permiso Endeavor-sama, Fuyumi-san. —reverencié a ambos, siguiendo los pasos del mitad albino.
Nunca pasaba nada bueno cuando venía de visita, aunque Natsuo-san ya me había dado una ligera explicación –él nunca estaba presente en este tipo de reuniones–, me seguía sintiendo incómodo cada que mamá me arrastraba a venir. Al menos tres veces por mes en familia, yo los visitaba más por obligación que por gusto cada fin de semana. Pero me agradaba mucho la compañía del mitad albino.
Era por mi culpa que sucedieran éste tipo de escenas, ya que Shōto se veía obligado a convivir con su padre sólo porque mi familia venía. Al final ambos adultos se ponían a beber mientras Fuyumi-san y mi madre los atendían, pero el Todoroki menor siempre salía con alguna rabieta que ponía el ambiente tan tenso como alga para sushi.
No me gustaba que por mi culpa tuviera que pasar por esto.
Me planté frente a la puerta de su habitación, dando dos ligeros golpecitos.— ¿Todoroki-san? ¿Puedo pasar?
Escuché cómo los murmullos que seguramente eran maldiciones hacia su padre se detuvieron, el silencio en esta parte de la casa era abrumador.
— Puedes. —fue su única palabra
Deslicé la puerta, colándome entre la tenue luz que brindaba la lámpara del techo, era de un tono amarillo verdoso. Siempre me gustó. Cerré detrás de mí y tomé valor respirando profundo antes de verlo a la cara.
Estaba sentado en su futón, con unos cuantos libros frente a él, las piernas cruzadas y su codo recargado en una de ellas, descansando su mejilla en la palma de su mano con el ceño un tanto fruncido y el desagrado reflejándose en sus bicolores ojos.
— Lamento que deba de hacer esto sólo por mi presencia —murmuré, jugueteando con mis dedos—. Espero no importunarlo…
Él no me respondió, tampoco parecía molesto conmigo. Siempre le agradecía eso, aunque fuera de manera silenciosa, él no hablaba mucho, pero cuando lo hacía era encantador.
Pedí permiso para sentarme y me ofreció la silla de su escritorio, también tradicional así que estaba al ras del suelo. Me acomodé a su lado, intentando no molestar.
Terminó prestándome un libro de su extensa biblioteca, el mismo de siempre, "Cuentos y leyendas del viejo Japón", era mi favorito y por más que pasaba páginas creía que nunca podría terminar de leerlo.☆🎐☆
El tiempo pasaba, Fuyumi-san nos trajo un pequeño aperitivo pero ya iba preparado y siempre cargaba una mochila con algunos dulces, así que estaba comiendo pockys de mora desde hace un rato, el chico bicolor optó por uno simple de chocolate. Después de todo, no estaba acostumbrado a comer algo así. Fue un día por mi insistencia que terminó probándolos, desde entonces nunca me rechaza uno.
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✧*°KOGETSU °*✧
ФанфикLiverum anima... Un matrimonio forzado, Un amor que podría corresponderse, Una verdadera amistad, Un crecimiento monumental, Y la caída del símbolo de la paz...