Una en un millon.

35 0 0
                                    

[Zoe]
No lo había visto en años, pero en cuanto lo noté entre la gente supe que era él. Su inconfundible sonrisa y su tontería de usar el cuello de las camisetas hacia arriba. Fabricio Campuzzi, el chico que me había robado el corazón cuando tenía solo 17 años. Habían pasado casi 6 años desde la ultima vez que lo vi, y debía asumir que estaba más lindo que nunca. Me quedé sin aire por un momento y cuando quise darme cuenta, él estaba parado a mi lado, sosteniéndome para que no cayera luego de tropezarme. ¿Era posible que sus ojos fueran tan hermosos? Si no hubiera estado en shock me habría autogolpeado por pensar en eso.
Se sorprendió al verme, claramente yo también, era una en un millón la posibilidad de encontrarnos ahí, pero si, ahí estábamos y podría decir que lo que ocurrió unas horas después de ese milagroso encuentro, era bastante predecible...

Abrí la puerta como pude porque no pensaba separarme de sus labios. No quería soltarlo por nada del mundo, recordaba lo bien que se sentían sus besos, pero en ese momento, en ese momento todo parecía ser más que perfecto. Por desgracia tuve que separarme cuando Fabri me giró y me arrinconó de espaldas a la puerta, reteniéndome allí.
Había comenzado a dejar besos por todo mi cuello, desesperadamente. Cómo si también hubiera extrañado eso, como si también me necesitara tanto como yo lo necesitaba a él. Me quedé allí, claramente. Ni siquiera amagué a moverme, no sentía las fuerzas ni las ganas para hacerlo. Como si aquellos besos me estuvieran recargando, como si después de tanto tiempo sin tenerlos, pudiera volver a respirar.

Necesitaba tocarlo, lo necesitaba demasiado. Después de años sin verlo sentía que estaba más lindo que nunca, aún sabía a chicle de menta y cigarrillo y todavía me hacía sentir las mismas cosquillas con su tacto. Moví mis manos como pude y las deslice debajo de su camiseta, arrastre mis uñas sobre su piel y me pegue mucho más a él. Pero todavía necesitaba más, no había cambiado, seguía siendo la misma arrebatada de siempre, tal vez estaba pensando demasiado en vez de disfrutar. Pero estaba segura de que Fabri quería eso tanto como yo. Logre llevar las manos a su pecho y empujarlo hasta hacerlo caer en la cama, me acerqué hasta allí y en el camino me saqué los zapatos. No lo dude ni un segundo y al llegar me senté sobre él, tire de su camiseta para sacarla y comencé a dejar besos por todo su pecho, sin detenerme a pensar...

baby one more time. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora