Primera oportunidad: Perdida

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Todo empezó una tarde en el gran salón del patriarca, todos los niños futuros caballeros dorados se encontraban a punto de iniciar su entrenamiento, se irían por mucho tiempo para especializarse en el combate correspondiente a su futura armadura dorada. Todos se despidieron pensando que algunos no volverían debido a la intensidad del entrenamiento.
En ese momento Shaka y Mu aún no se conocían del todo, solo se habían visto fugazmente y rara vez habían hablado por lo que sin ningún inconveniente se marcharon con sus respectivos maestros.
Años más tarde volverían todos los caballeros sintiendo la presencia de Athena Saori, todos volvieron ya convertidos en los caballeros dorados, con vagos recuerdos de la existencia de los otros, solo unidos por un bien común cada uno en su casa aguadaria a que un potencial peligro apareciera y ese peligro vino desde el interior del templo, el caballero más antiguo Aioros intentaría asesinar a la recién nacida Athena y sería tachado de traidor, los caballeros ya no confiaban en nadie más y se limitaron a hacer lo suyo cada uno por su parte siendo olvidados por completo.
Pasarían muchos años antes de que un apise de luz apareciera en forma de los caballeros dorados junto con una Athena ya crecida para luchar y enfrentarse contra quién creyeron era el legítimo patriarca. Luego de la victoria de los caballeros de bronce y tras descubrir la traición de Saga junto con la redención de Aioros, estos caballeros se quedaron en el templo como custodios, no habían tenido contacto entre ellos hacía mucho tiempo.
-Así que somos los únicos que quedamos.- dijo el caballero de Escorpio, Milo.
-Si, Aldebarán, Aioria, Shaka y el gran maestro en el monte de los cinco picos.- respondió el caballero de Aries, Mu.
-Es lamentable que nos hayamos dejado influenciar por el patriarca.-
-Aioria, lo que nos importa ahora es la protección del templo y de la srta. Saori.- respondió Mu.
Todos los caballeros estaba avergonzados por su forma de actuar pero ahora solo debían hacer su trabajo de cuidar el templo de Athena, lo que les dio más libertad en especial a Mu quien se dejaba caer de vez en cuando en las ruinas de la casa de Virgo.
-Mu, ¿otra vez aquí?-
-Perdona por la intromisión, Shaka, es solo que me apetecía venir aquí.-
A pesar de todo el caballero de Aries se quedaba en silencio junto a la presencia del caballero del Virgo quien meditaba todo el día, todos los días, la tranquilidad del templo de Athena solo pudo ser rota por la presencia de aquellos dioses que amenazaban a la tierra. Sin tiempo de nada los caballeros dorados siguieron custodiando el templo, día y noche... Hasta su muerte.
De lo único que se pudo arrepentir el caballero de Aries, fue en no decirle al caballero de Virgo que estaba enamorado de él. Todo ese tiempo en la casa de Virgo esperando tener el valor para romper con la meditación de Shaka y decirle lo que sentía, al fin y al cabo eran caballeros entrenados para un propósito, un único propósito, ser custodios del templo.
-Si la reencarnación existe, si vuelvo a esta tierra, mi único deseo es decirle todo a Shaka...- Esas fueron las últimas palabras de Mu.

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