Dɪᴊᴇ ϙᴜᴇ ɴᴏ

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—¿Daddy puedo comer los dulces que compraste para mi?— pregunto entusiasmada.

—No, no puedes bebé ya es de noche— dice con la mirada fija a la televisión mientras veíamos una película.

—Solo uno por favor, te prometo que no comeré más de uno— hago un puchero, él parecía que cedería pero no lo hizo.

—Odio cuando tengo que repetirte las cosas, te he dicho que no y no quiero escuchar el tema otra vez— se enoja un poco esta vez.

—Eres malo— me enojo falsamente tratando de convencerlo.

—Voy a pretender que no oí eso— me atrae más a él recostándome sobre su pecho.

—¿Daddy?— pregunto después de unos minutos de silencio más esperanzada esta vez.

—Dime bebé— acaricia mi cabello.

—¿Puedo tomar un dulce?— lo miro a los ojos no sin antes asegurarme que los míos se vean llorosos lo suficiente como para convencerle.

Suspira —¿No hablamos el mismo idioma?, ¿Estás teniendo problemas de escucha bebé?— dice con un tono sarcástico que odiaba.

—Si no puedo comerlos entonces no los compres, cómelos tú— ruedo los ojos furiosa y me voy hasta la sala de estar para tenerlo lejos.

Luego de estar haciendo berrinches por un rato en el sofá se aparece frente a mi sin decir nada.

—¿Qué son esos berrinches? Ven a dormir— me ordena y niego.

—No quiero, no quiero dormir contigo— tiro uno de los cojines directos hasta su cara.

En un abrir y cerrar de ojos me carga como un costal y nos lleva a la habitación donde me deja acostada sobre sus piernas, lo más seguro es que recibiría un castigo.

Levanta mi falda y empieza a acariciar mi trasero, haciendo las típicas preguntas que hace antes de castigarme.

—¿Sabes que te portaste mal bebé?— estampa su mano contra mi trasero fuertemente.

—Si daddy—

—Dime que tan mal te portaste pequeña— estampa aún más fuerte que la vez anterior.

—Mucho daddy, perdón—

Cuando estampa mi trasero quince veces me toma del pelo bruscamente para hacer que lo mire fijo.

—Espero que entiendas, que si digo que no es no pequeña zorrita, cómo me vuelvas a hacer esta clase de berrinches te juro que te dejo tres días sin caminar. ¿Entendido?—  dice demandante

—Si— susurro

—¿ENTENDIDO?— pregunta otra vez por mi débil respuesta.

—Si daddy—

—Si daddy—

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Si papi diceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora