—¿Donde estás pequeña?— escucho la voz de papi llamarme, enseguida me dirigí hasta él y colgué mis manos en su cuello para que me pudiera cargar debidamente
Es tan poco habitual que salga temprano del trabajo que cuando pasa es emocionante
—¿Qué haces aquí tan temprano papi?— esbozo con una sonrisa en el rostro
—Tenía muchas ganas de ver a mi pequeña— da un cálido beso en mis mejillas
—No me mientas—
—No estoy mintiendo princesita, tenía ganas de verte— da otro beso, esta vez en la punta de mi nariz —y hay un par de cosas que quiero hacerte— me susurra
—¿Como qué?— pregunto curiosa
—Mmm— duda —¿Y si subes a la habitación y te muestro?—