Zenitsu se levantó temprano para ir a la escuela ese mañana del miércoles. Se alistó, y preparó antes de tomar su mochila para salir fuera de su casa. Para tener 12 años de edad, era parcialmente maduro. Vivía solo ya que su abuelo murió cuando se enteró que su nieto (y hermano de Zenitsu), había sido vinculado con los Yakuza.
Su abuelo no lo pudo soportar y se suicido. Zenitsu lloró aquella vez y aún llora en las noches antes de acostarse. No tiene quien lo reciba o tampoco tiene quien le de la bienvenida con un plato de comida. No tenía padres, su abuelo los adoptó a ambos y tampoco era hermano de sangre de Kaigaku, pero de crianza.
Cuando comenzó a caminar para ir hacia la escuela, vio un camión de mudanza justo en la casa del frente. Vio a dos niños llevando cajas, uno sin camisa y máscara de jabalí -cubría su cabeza y el otro de pelo corto y ojos azules, pero fríos como la noche. Sonrió tímidamente y aligeró sus pasos para encontrarse con su mejor amigo, Tanjirou.
La estadía en la escuela no estuvo mal, no le golpearon después de la escuela y recibió palabras despectivas. Tanjirou, su mejor amigo, le acompañó como siempre a la casa. Tanjirou no sabía la verdad, no sabía que hace 9 meses vivía solo, y que solo se alimentaba de melocotones por los árboles de estos en su patio. No quería que su amigo se preocupara.
— t-tanjirou -le miró de reojo al chico de aretes largos- Quiero ser amigo de los chicos nuevos del frente ¿me ayudas?
— ¡claro! Te ayudaré, pero me pondré celoso si después dejas de hablarme para hablar más con ellos -hizo un puchero que hizo a Zenitsu sonrojar y agitar rápido-
— ¡no! -gritó histérico- tu eres mi mejor amigo -le abrazo fuerte y Tanjirou carcajeó, le gustaba jugar con las emociones del rubio-
— okay, vamos
Cuando pasaron por la casa mencionada. Los chicos que Zenitsu había visto, ahora se encontraban frente a la casa y el pequeño en estatura estaba aún con la máscara y sentado en el césped mientras el alto limpiaba las rejas con un paño.
Zenitsu le entregó una pequeña hoja de papel a Tanjirou y este rodó los ojos en forma juguetona.
El rubio corrió y se escondió dentro de su casa, pero asomó su cabeza para mirar la reacción de los chicos. Sus huesudos hombros y frágil figura temblaban con ansias. Ambos chicos dejaron de hacer lo que estaban haciendo para mirar a Tanjirou que les dedicó una sonrisa. Luego les entregó el papel y el joven alto de pelo negro como la noche leyó el papel para luego dárselo al de estatura pequeña quien comenzó a gritar.
Tanjirou señaló a su persona y ya luego no supo más porque se terminó de esconder detrás de la puerta corrediza. No podía aguantar la humillación y vergüenza que sentía. Unos toques en la puerta le hicieron chillar y brincar asustado. La voz de Tanjirou le tranquilizó, pero lo que dijo no.
— Dijeron que no les interesaba y que no tenían tiempo.
— ...
— ¡Hey! No te preocupes, harás más amigos y además me tienes a mi. -dijo con una sonrisa aunque no llegaba a sus ojos y Zenitsu lo sabía-
— gracias, Tanjirou.
Escuchó las pisadas de su amigo alejarse y culminó por quitar su uniforme, lavarlo, tenderlo en el tendedero a un lado de muchos árboles de melocotones en la parte de atrás de la casa. Luego se duchó y cambió a un pantalón corto y t-shirt. Peino sus cabellos y comió un melocotón. La casa estaba impecable de limpia, no dejaba que se ensuciara. Su abuelo le dejó la casa y un poco de dinero. Pero ese dinero solo cubría para los útiles. Pensó en un trabajo, pero no contrataban a nadie de 12 años aún.
Esa noche del miércoles, sollozó bajo las sábanas hasta que se quedó dormido con un estómago que se hacía más pequeño al no tener la comida suficiente.
A la mañana siguiente, Jueves, Zenitsu se levanto con un cansancio en el cuerpo que lo ignoro y siguió con su rutina matutina. Agarró su mochila y salió de su casa luego de haber comido su melocotón. Vio de soslayo la mascara de jabalí, tirada en el suelo y trago en seco. La mascara le daba miedo, pero parecía suave al tacto. Sin más siguió su camino hacia la escuela, vio a Tanjirou hablando con su novia Kanao de lejos, pero no se atrevió a ir a saludarlo. No era que Kanao le cayera mal, al contrario parecía un chica tranquila, pero su intensa mirada en el le causaba escalofríos.
Con solo doblar en la esquina del pasillo para ir directo a su salón y un puño hizo contacto con su ojo. Chillo por el dolor y jadeo, tratando de que el aire vuelva a sus pulmones cuando sintió las patadas ya reconocidas de sus bullies. Escucho risas a su alrededor, y reconoció los zapatos de Kanao y los de Tanjirou entre la multitud que le rodeaba y pasaba por su lado.
Mejores amigos ¿eh?
Cerró los ojos y espero hasta que sonara el famoso timbre para el comienzo de clases. Los pasillos con cada campanazo que resonaba en las paredes de la escuela se vaciaban. Escupió un poco de sangre y se levanto como pudo para recoger su mochila e irse de la escuela. El camino de regreso a casa fue un infierno. Con cada paso que daba sus costillas se contraían, respirando con dificultad. Sollozó silenciosamente con la cabeza abajo para que nadie le viera el rostro. Estaba tan lleno de inseguridades que los bullies solo le añadían más agua a su vaso ya lleno.
Escuchó alboroto proveniente de la casa frente a la suya, pero ignoro las miradas curiosas que sus vecinos le dedicaban. Se adentro a su casa, descalzo y desvistió para ducharse y así desplomarse en el baño.
Salió hora después para secarse y tratar sus heridas. Vistió con un camisón largo hasta los muslos y camino hacia su patio, descalzo para recoger melocotones y ponerlos en una canasta. Volvió a entrar con canasta en manos y puso sus chanclas para salir, cruzar la calle y tocar el timbre de la casa de al frente. No espero mucho al ver como ambos chicos que había visto en la mañana y anteriormente se paraban frente suyo. El que usualmente llevaba la mascara puesta, era hermoso con ojos verdes y rasgos definidos como los de una mujer, pero con un toque varonil.
— ¿Y bien? -hablo el que carecia de expresión alguna-
— o-oh -tartamudeo un poco antes de hacer una mueca de dolor para continuar- recogí unas cuantas, -le entrego la canasta llena de melocotones- espero que les gusten.
Se dio media vuelta para comenzar a caminar hacia su casa, pero escuchó pisadas detrás suyo y eso le dio miedo así que avanzó y cuando iba a cerrar la puerta de entrada, sintió una mano alzar un poco su camisa. Con esto logrado, gritó, no de la manera más varonil, pero gritó y empujó a quien había intentado eso.
— ¡pervertido!
— Inosuke -dijo de manera seria y serena- déjale...
— pero Giyuu, ¿por qué se viste así? ¡y huele a las frutas que nos dio también! -gritó exaltado- esta muy maltratado.
— ¡fuera! -Zenitsu tuvo suficiente así que termino cerrando la puerta corrediza para ir directo a su cuarto y dormirse-
Nota: Esto lo tenia guardado hace meses y lo público para ver qué tal.
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Peach Tree
FanfictionZenitsu con 12 años, quedó huérfano de nuevo al su abuelo suicidarse. Unos vecinos se mudan a la casa frente a la suya ¿Quiénes serán? Tanjirou dice ser su mejor amigo, pero ¿en verdad lo es? Zenitsu solo quiere hacer amigos ¿por qué es tan difícil...