ᴘɪʟᴏᴛᴏ

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— Está bien, nos veremos mañana.— Dijo una vez que terminó de escuchar las indicaciones de su jefe.

Estaba saliendo de la tienda de autoservicio en donde trabaja por las tardes después de clases, ella necesitaba de este trabajo para poder pagar el alquiler en el departamento que renta como estudiante aquí en Seúl.

Se dirigía a casa, tenía trabajos por hacer de la universidad y tampoco es como si tuviera con quién salir, no es muy sociable entonces no tiene amigos, solo compañeros que e buscan de vez en cuando de ella para que los ayude en trabajos, pero nadie se acerca a conocerla de verdad. Una vez estuvo en casa, decidió preparar un ramen que tenía guardado, últimamente es su comida diaria, pues la falta de tiempo no la deja cocinar más, lo tomó y se dirigió al escritorio de la habitación, el cual contaba con un algunos papeles regados por ahí, más bolígrafos, lápices y un montón de cosas.

— Está bien, hay mucho que adelantar, puedo trabajar hasta tarde.— Se dijo a sí misma antes de tomar el extremo de la silla y jalarla un poco para darse espacio y sentarse.

Estaba haciendo algunos apuntes sobre la investigación que llevaba a cabo para un ensayo que se tenía que entregar dentro de unas semanas, pero siempre es mejor adelantar que atrasarse, cuando su teléfono vibró indicando la llegada de un mensaje nuevo, entonces miró que era un número desconocido, pero aún así decidió abrirlo.

|| Espero vayas a descansar pronto, ya es tarde pero sé que no eres ese tipo de chicas que prefiere dormir horas antes de hacer tareas. Pero me preocupa tu salud. No te desveles mucho, ¿si?

CS.

Releyó varias veces el texto, era raro, pensó por un momento que sería alguien de la universidad, pero no está segura, la firma CS no se le hacía conocida. Será mejor que lo ignore, tal vez sea alguien que se equivocó.

Pero todo está lejos de ser una equivocación, porque en cuanto aquel chico tímido miró a través de la pantalla las simbología indicando "leído" no pudo esconder la brillante mirada acompañada de una amplia sonrisa.

— Tal vez no te has dado cuenta de mi, pero un día lo harás.— Se dijo a él mismo con un sentimiento de esperanza llenando su corazón, porque al fin, después de tanto tiempo admirando de lejos a aquella chica, se decidió por hablarle.

Estaba perdido en sus pensamientos hasta que sintió uno de sus tantos cojines golpear su cabeza provocándole un quejido.

— ¡YeonJun!— Gritó mientras sobaba el lugar donde había impactado el cojín anteriormente.

— Eres un idiota enamorado, — estalló en risas — pero es genial que al fin hayas intentado hablar con ella.

El chico sólo se unió a las risas de su amigo y después de un rato de risas decidieron que era hora de continuar con los trabajos, mañana sería tiempo de seguir con los mensajes.

MENSAJES  [TXT]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora