24.

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—Eso te pasó por porfiada, de todos modos.

Mi abuela llevaba casi media hora regañándome, y aunque estaba en lo cierto, no quería darle el favor.

Miré nuevamente mi pie, estaba descalza con este en alto, mi abuela insistió que de esa manera se podría desinflamar un poco.

—Tendrías que haber sido cuidadosa si sabías que estabas mal del pie.

—Si lo fui, ahora si la mala suerte no me quiere abandonar no es mi culpa —alegué irguiéndome un poco.

—Hija, no es mala suerte, es que no piensas tus acciones. Mira que lindos recuerdos llevas hasta ahora: dos dedos quemados, un moretón en la espalda y un pie hinchado.

—El pie ya estaba así de antes...—protesté en un murmullo.

Intenté sonreír convincentemente.

Seguimos con esa "charla" sobre no torpeza por media hora más hasta que llegó mi abuelo. Miré al reloj; eran las 1:00 p.m.

¿Porqué no pude sacar su puntualidad?
No po, tenía que ser como mi papá, llegando atrasada a todas partes.
Puto papá.

—¿Qué hay de almuerzo viejita? —preguntó rodeándola con su brazo.

Siempre me gustó la relación de mis abuelos. A pesar de sus diferencias, siempre saben como salir adelante dejando lo malo de lado, mostrándose cariño con pequeños detalles, como si cada día se enamoraran de nuevo. Y creo que eso les sucede.

—Cazuela. Está perfecto el día para una —respondió dando una corta mirada a la ventana.

Mi abuelo mira la olla frotando las palmas de sus manos con una divertida sonrisa. —Que rico.

—Si, que ri- —repetí para luego callar de golpe. —Espere. No me gusta la cazuela.

Un puchero, la cosa más infantil que he hecho en mi vida, se dibujó en mi rostro.

¿Y meter el dedo a caramelo hirviendo fue muy maduro?
Ay, esas son cosas que pasan.
¿Y el gorro de gato?
Fue un regalo.
¿El fanclub?
Para socializar.
¿El bolso de ardi-
¡Ya entendí, ya entendí!
-lla.
Puta conciencia.

Ese día almorcé tortilla de acelgas y ensalada de tomates. Mi abuela solo me había servido un plato de cazuela para asustarme.

Y cómo no hacerlo, si en medio de mi plato nadaba un trozo de carne que acaparaba todo el espacio por si solo.

Odio la carne.
Sabe rico, pero la odio.

( . . . )

Dos consejos:

Primero: No jueguen con gansos. Se enojan y te picotean hasta en alma.

Segundo: No intenten vengarse de ningún animal. En especial gansos, gallinas, patos y pollitos.

Tienen pico.

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⏰ Última actualización: Sep 02, 2019 ⏰

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estúpida, pero con estilo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora