Capítulo 6.

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Ver a Carolina a menos de dos metros de mí y de mi acompañante fue demasiado tenso, mi respiración se aceleró y vi a María José mirarme confusa, asentí demostrando que todo estaba bien, tomé su mano y la estreché con fuerza.

Mi ex esposa miró nuestras manos unidas y sus ojos vacilaban entre María José y yo.

- Quiero hablar contigo - dijo seria y entonces el agarre hacia mi compañera se hizo más fuerte.

- No tengo nada que hablar contigo - fui severa, no quería sonar débil.

- Daniela, es mejor que yo me vaya, hablamos luego, ¿sí? - solicitó María José y soltó mi mano para tomarme por las mejillas y dejar un beso en mis labios, acto que me sorprendió pero internamente se lo agradecí demasiado.

Asentí y entró al elevador seguido por mi mirada y la mirada llena de furia de Carolina.

Di media vuelta para entrar al apartamento, pero fui detenida.

- Calle, no seas así y escúchame - pidió.

-Primero, para ti soy Daniela Calle - me solté de su agarre - y, te quedan 59 segundos, comienza -

- Déjame pasar, por favor - levanté mi ceja sorprendida, esta mujer era descarada. 

Resignada porque sabía que no hablaría si no accedía, la dejé pasar.

- Es un apartamento muy lindo - habló mientras lo detallaba.

- Te quedan 45 segundos - respondí, no quería tenerla frente a mí un segundo más.

- Daniela ... - susurró y se acercó a mí - nuestra historia nunca tendrá un final - fingí reírme y ella frunció el ceño - creí que mi felicidad la encontraría lejos, pero Dani ... si no es contigo, no puedo estar bien . 

- Dios mío, yo pensé que ya había pagado todo lo malo que he hecho en la vida - coloqué mis manos a cada lado de mi cintura - pero ahora apareces tú. 

- ¿Es por esa chica que estaba contigo? - Dijo y fruncí mi ceño - Daniela, me amas a mí - aseguró.

- No tengo que darte explicaciones, pero si necesitas una, yo tengo el derecho y la libertad de hacer lo que desee - fui dura aunque estaba a punto de flaquear - si me disculpas ... - caminé hasta la puerta y la sostuve haciendo un ademán para que saliera.

Caminó hacia mí mirandome severamente.

- Estaré aquí, Daniela y esta vez, por siempre - su mirada era triste pero sus palabras eran firmes.

Salió, cerré la puerta y pude soltar todo el aire que tenía en mis pulmones.

Tenía claro que de alguna manera Carolina movía alguna fibra en mí, esa mujer podía ponerme nerviosa e incluso lo logró pero podía estar firme. Mi relación con ella se acabó por su falta de amor, su falta de interés y lo peor, buscó refugio en los brazos de alguien más y aunque muchas veces la odiaba, otras veces, la echaba de menos.

En seis meses había aprendido a no forzar las cosas. Dejé de hacerme la idea de que los que me fallaron merecen algo bueno de mí. Lo perdieron todo el día que se burlaron de la confianza que les ofrecí. Merezco algo más que esperar que las personas sean buenas conmigo. Los malos son malos, porque no te quieren, son malos porque están podridos por dentro, son malos porque creen que jugar con el corazón de una persona los hace superiores.

Y era exactamente lo que había pasado, dejé que ella pisoteara nuestro amor, no tuve caracter y muchas veces me culpé por la mala situación por la que pasaba nuestro matrimonio.

Amar sin ley | Cache.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora