Capítulo único.

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La lluvia caía sobre la tierra seca del estado de Berlín, Alemania. El viento, ni hablar.
Esta vez, parecía que habían hecho enfadar a la lluvia y cuya furia recaía en los techos de los inocentes ciudadanos alemanes.
Estaría loco quién estuviera fuera pero, por alguna extraña razón, un albino recibía los golpes de las gotas. Como si fueran balas en el campo de guerra.
El oji rojo estaba ido en ése momento. Miraba a un lugar del cuál era subjetiva. O quizás no.
Ludwig Beilschmidt parecía preocuparle el estado de su hermano, por lo que también pudo sentir la fría lluvia sobre su piel por la culpa de Gil.
Se le veía empujando a Gilbert para que entrase al calor, pero el otro no cedía tan fácil.
Así estuvo un largo rato sin rendirse. Y la lluvia tampoco cesaba. Hasta que, en el momento menos esperado para Ludwig, cayó sobre su hermano debido a la fuerza que había aplicado y que el albino a su vez, había retirado. Fue entonces que el menor se dio cuenta que cierta persona lloraba. Ambos chocaron miradas, cada una con diferente expresión. Al rubio le partía el corazón cada que su querido hermano llorase. Y es que era extraña la vez en que lo hacía, a lo cual hizo que al menor se le llenara su materia gris de preguntas con la intención de averiguar el porqué de las lágrimas.
¿Le había hecho algo?
¿Le habrían hecho algo?

Descartó rápidamente las preguntas ya que Gilbert nunca se dejaba llevar por algún comentario de la gente o alguien más.
Y tan pronto llegaron las preguntas, así se fueron.
Estaban tan cerca uno del otro tanto de su nariz como de sus labios. Cada uno podía percibir el inhalar y exhalar del otro; estarían muy pronto sonrojados por aquella cercanía que no tenían antes. Y por si fuera poco, si no se hubiesen retirado, entrarían en calor.

Gilbert por su cuenta, débilmente hizo que su hermano se moviera y sin decir palabra alguna se fue para su habitación.
Ludwig, extrañado por su comportamiento, decidió seguirle. Y aunque pegar su oreja contra la puerta iba contra él, realmente le preocupaba el albino.
Entonces se le prendió el foco.
Fue a la habitación dónde ordenaban los diarios del mayor con la intención de encontrar algo que pudiera alegrarle.
O bueno, eso pensaba el alemán.
Debía de haber algo. Entre tanta vida que había tenido el prusiano debía de haber algo que le ayudara saber qué pasaba.
Se la pasó horas metido en esa habitación llena de historias, sentimientos y emociones impregnadas en cada hoja de los numerosos años que tenían cada uno.
Fue entonces, en un estado cansado y somnoliento, abrió una libretita. Llevaba apenas la portada abierta cuando se desprendió una hoja de por casi la mitad.
La recogió y se sentó en el suelo.
Esa hoja databa del año 1947, en marzo.

_"Querido Luddo"_
_Estar alejado de ti me ha deshecho, me ha fatigado y todo se ha vuelto monótono sin ti. Tenerte cerca me hacía feliz. Ahora sólo me queda cerrar los ojos con fuerza y recordar aquellos días en los que te molestaba. Mi vida se apaga poco a poco al solo ver un infame cemento con forma de muro.
Hay veces en los que le golpeo, le tiro patadas y, caigo. Sollozo y lloro. Creo que nunca me has visto de una forma vulnerable y eso se debe a que, quería que me vieras como un ejemplo. Alguien fuerte que nada le tumba.
No me gustaría que me vieras así algún día.
West, nunca te presentaré ésta carta, por varias razones. Me la guardaré.
Temo decirte que... Siento que la muerte llega. Mi vida se ha aferrado a este pobre cuerpo y tampoco quiero dejarlo. No quiero dejarte sabiendo que aún te necesito.
Algún día desapareceré y cuando ése día llegue... Déjame. No querré verte a causa del dolor que generaría la despedida. La última.
Será mucho más doloroso para mí porque... Te amo. Es enfermizo. Enamorarse de la persona quién comparte mí mismo apellido y sangre, seguramente te avergonzarás. No sé en qué momento caí en este hoyo tan profundo del amor, pero por una extraña razón, disfruto de ella. Cada día se forma un nuevo camino en dónde paseo por el y en cada uno hay algo curioso. Interesante. Y guardo cada uno de esos simpáticos objetos.
Me he guardado este bello sentir, y me gustaría compartirlo contigo. Con la persona que amo demasiado antes de irme. Pero me he de lamentar que eso no será posible algún día._

Pétalos. [Hetalia Fanfiction]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora