Por esto prefiero a los chicos 2D

ᴘꜱʏᴄʜᴏ ᴘᴀꜱꜱ - ʜɪɴᴀᴋᴀᴡᴀ ꜱʜᴏ

La castaña se levantó de un salto y se estiró, para después mirar su reloj de mano.

6:00 a.m.

Era un buen 14 de Octubre, su cumpleaños. A pesar de ser ejecutora era alguien bastante alegre, sonreía a todas horas y trataba de alegrar a los demás. Había entrado ahí cuando a penas tenía 20 años, el estrés de su trabajo como asistente de una editora de una revista de modas, sumado al hecho de que encontró a su novio de ese tiempo engañándola en su propia casa, logró que su Psycho Pass se enturbiara lo suficiente como para que en un par de meses dieran su situación por perdida y en otro par llegó como ejecutora de la División 1.

Los primeros días ahí había tenido miles de discusiones con Ginoza, un detective que se ensañaba en hacerla menos por tener el Psycho Pass nublado, claro que Akane, la otra detective de su división, la defendía, sin contar a Kogami, con quien había establecido una buena relación en pocos meses. En poco tiempo se encontraba siendo una persona que todos en la División 1 apreciaban, a parte de que era la más joven e inexperimentada. Fue por el caso de Makishima, alguien cruel y calculador, que muchas cosas malas comenzaron a pasar, Kagari desapareció y semanas después lo dieron por muerto, Masaoka también murió en un enfrentamiento contra Shogo y Ginoza perdió su brazo. Su amigo Kogami escapó en un momento dado y mató a Makishima, luego huyó hacia algún otro país en donde Sibyl no estuviera.

Su vida se estaba volviendo ciertamente triste, Ginoza se había vuelto ejecutor y ahora se llevaban bien, Akane tenía el Psycho Pass claro y Shion y Yayoi estaban bien, pero todo eso no quitaba el hecho de que varias personas a las que había querido ahora no estuvieran.

La mayoría, en el par de semanas que tardaron en encontrar a una nueva detective y a un par de nuevos ejecutores, se dieron cuenta del bajón de ánimos de la castaña. No sonreía y ahora todo parecía estresarla. Todo aquello hasta un caso en el que se presentaron dos ejecutores nuevos Hinakawa Sho y Tougane Sakuya, el segundo le dio mala impresión mientras que el primero había llamado su atención por su gran mata roja que tenía por cabello.

Claro que no hay bien que por mal no venga, porque la nueva inspectora era tan odiosa que quería asesinarla y tirar su cuerpo desde el último piso. Si bien odiaba a la nueva inspectora, toda su atención iba directamente al pelirrojo y, por supuesto, que todos se dieron cuenta de ello, o al menos los que la conocían desde hacía ya bastante tiempo. Ginoza incluso llegó a burlarse un poco de ella porque la encontró tomándole fotos a escondidas.

─¡Si le dices a alguien, juro que diré que eres un virgen en toda la extensión de la palabra!.

─¿Cómo estás tan segura?.

─¡Jamás has tenido novia! ¡Pareces Kunikida!.

─¿Kunikida?.

─Ve Bungou Stray Dogs─ pero (T/N) jamás dejo de acosarlo, claro que tampoco tuvo el valor de hablarle directamente a la cara.

No fue hasta un día en el que Mika, la nueva inspectora, la rebajó a ser una idiota que solo se preocupaba por su aspecto, que explotó, y había despotricado contra aquella chica, sus padres y todos sus antepasados, había trabajado para una revista de modas ¿qué esperaba? ¿Una mujer con un sentido de la moda horrible? Bueno es que ella no era Mika y con todas aquellas palabras se lo había dicho, había intentado golpearla, pero Ginoza la había tomado de la cintura logrando que solo le hiciera un par de rasguños, era obvio que Mika subiría un reclamo en su contra, pero, la verdad, poco le importaba en ese momento. Ginoza la había sacado del lugar y la había llevado a un jardín en donde la obligó a quedarse hasta que toda su molestia se fuera. Luego de aquello no había vuelto a su habitación y al siguiente día se encontró a aquella inspectora reclamándole frente a todos el hecho de que tuviera miles de fotos de Hinakawa en uno de sus cajones, claro que (T/N) le había gritado qué era una entrometida, era por todos sabido, incluso por Akane de la existencia de aquellas fotos, todos exceptuando a Sho, quien se había colocado rojo y tembloroso al escuchar aquello.