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Era una mañana soleada en casa de los increíbles. Violeta Parr se estaba preparando para un nuevo día, pero no era un día cualquiera: de hecho, era un día muy especial: ¡ella y Tony irían a su segunda cita! Sin embargo, no iban a ver películas al cine. Pero eso sonaba más divertido que las películas: iban a jugar bolos. Y, en lugar de que Tony vaya con la familia Parr, Violeta irá con la familia Rydinger.

-estoy... muy emocionada. Iremos a nuestra segunda cita- exclamó Violeta, ansiosa y emocionada.

Violeta empezó a arreglarse para su cita, y luego se miró al espejo para asegurarse de que se veía presentable. Ella sonreía con satisfacción, y se dirigió a la cocina para desayunar.

Su hermanito, Dash Parr, estaba sentado en un sofá, bebiéndose una taza de agua en tres segundos y con mucha rapidez. Entonces, cuando vio a Violeta arreglándose...

-Violeta...

-¿qué quieres, Dash?- preguntó ella

-¿por qué te estás arreglando tanto?- le preguntó, en tono curioso.

-bueno, porque...- trató de hablar, pero Dash la interrumpió

-vas a ver a Tony Rydinger, ¿Verdad?- se burló Dash.

-sí- contestó Violeta.

-¿adónde vas con él, que te arreglas demasiado? ¿a un desfile de moda?- preguntó Dash, lo cual molestó mucho a Violeta

-no, Dash. Sólo vamos a jugar bolos. Además, una tiene que lucir bien si va a una cita- dijo Violeta, molesta con él.

-¿y si Tony descubre por qué te arreglas así a diario?- se burló Dash, sonriendo con picardía.

-¡cállate, insecto!- gritó Violeta.

De repente, los dos oyeron una voz cerca suyo.

-¡niños, dejen de pelearse los dos!- gritó Helen, la madre, severamente. Y, cuando se calmó, dijo- por cierto, ya están listos los panqueques.

Los niños corrieron hacia la cocina y se sentaron a comer su desayuno, panqueques. Mientras que Jack-Jack comía puré de manzana.

-¡panqueques! ¡Sí!- aplaudió Dash, felíz.

-a propósito, ¿dónde está papá?- preguntó Violeta.

-él se fue a ver a Lucio, hija- le dijo Helen.

-ah, ok. Dile que le mando Saludos- respondió Violeta

-eso haré- sonrió Helen.

Tras el desayuno...

-¿mamá?- dijo Dash, con la boca llena.

-¿qué pasa, hijo? Y no hables con la boca llena- advirtió Helen.

-no iremos a la estúpida cita de Violeta, ¿o sí?- preguntó Dash, burlón, tras tragar sus panqueques.

-no, no vamos a ir, hijo. ¡y no hables de esa forma!, ¿de acuerdo? Es tu hermana- ordenó Helen, muy enojada.

-ok, ma...- suspiró Dash.

-hablando de eso, Violeta... ¿estás emocionada por esa cita?- preguntó Helen.

-sí, mamá, la estuve planeando desde hace tiempo- confesó Violeta, emocionada.

-pues espero que tengas suerte- le sonrió Helen

-gracias, mamá- agradeció ella.

De pronto, sonó el teléfono de Violeta. Y, como era Tony, ella se fue a atender a otro lado.

-tengo que contestar- se paró Violeta de la mesa, y se dirigió a la sala a atender.

-es tu novio, ¿no?- añadió Dash.

-shhh... Dash- susurró Helen, dándole un codazo.

Emocionada y ansiosa, Violeta atendió su celular.

-hola, Tony- dijo ella.

Tras unos segundos, la sonrisa de Violeta se fue borrando de su rostro. ¡algo malo había pasado!

-te entiendo- dijo Violeta, en tono comprensivo. 

...

-¡bueno, que te mejores!- deseó ella. Luego, cortó y caminó hacia la mesa. Ahora parecía triste.

-hija, ¿pero qué pasó?- preguntó Helen, intentando consolarla

-Tony... Tony está enfermo, mamá- sollozó Violeta- ahora tendremos que cancelar nuestra cita.

-oh, lo siento, Violeta. Yo sé cuán importante era para tí- la abrazó Helen, y ella también- estoy seguro de que irán a jugar bolos cuando Tony mejore.

-pero lo estaba esperando hoy...- lloró Violeta.

-lo sé, hija, lo sé- la consoló Helen.

A Dash pareció no importarle, en absoluto, ya que se burló de Violeta

-oye, estás actuando como si Tony se hubiera olvidado de tí otra vez- se burló Dash.

-Dash, cuidado- espetó Helen.

Una lágrima salió de los ojos de Violeta, y bajó por su mejilla.

-pensé que este día iba a ser el mejor día de mi vida, pero ahora que Tony se enfermó, supongo que tendremos que cancelarlo todo.

-aww, lo siento, Vi- dijo Helen, aún abrazándola.

-vamos, Violeta. Piensa en esto- dijo Dash- no es que no vuelvas a salir con él por el resto de tu vida. Todavía tienes 70 años por delante para hacerlo, ¿no crees?

-¡tú no te metas, pequeño insecto!- gritó Violeta, enojada.

-¿por qué las chicas tienen que ser tan tontas? ¿llorar porque un chico está enfermo, y tener que cancelar una cita? Ay, chicas adolescentes...- pensó Dash, sin darse cuenta de lo que le estaba haciendo a su hermana.

-¡Dashiell Robert parr, cuida tu lengua!- exclamó Helen, en voz alta.

Violeta perdió la paciencia, tanto, que se enfureció con Dash, y le gritó, mientras lloraba y le salían lágrimas de su cara.

-¡escúchame bien, Dash: lo que me pasa no es asunto tuyo! ¡tú sabes que me gusta Tony! Llevo enamorada de él mucho tiempo, y después de cancelar una cita que estuve planeando hace semanas, ¿tienes el descaro de venir a burlarte de mí? No sé si te das cuenta, pero me estás lastimando. Eres mi hermano, y se supone que debes apoyarme. Pero eres un... un... un... ¡un animal! Así que, ocúpate de tus propios asuntos y ya no te metas en mi vida, pequeño insecto insoportable- terminó, sin aire.

Los ojos de Dash se abrieron del todo.

-hmmmmm, ¿qué?- preguntó Dash, sin entender.

-¡mejor olvídalo! A tí nunca te va a importar nada de lo que me pase- lloró Violeta, y salió corriendo a su habitación.

Tras ver a Violeta subir las escaleras, Helen miró a Dash, y no parecía felíz de él.

-Dash, estás castigado- se enfureció Helen

-¿qué?- se sorprendió Dash

-vete a tu cuarto, Dashiell Robert Parr. Espero que estés contento. Hiciste llorar a tu hermana- gritó.

-pero, mamá...

-"pero" nada, hijo. ¡sube a tu cuarto o no tendrás videojuegos por toda la semana!- advirtió Helen.

Dash gimió e hizo caso a su madre.

Amor Entre Hermanos (Los Increíbles) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora