Largo camino has transcurrido
luna de tristezas y placeres,
reposas exhausta
en los extraños velos
de tu propia mística.
Tus ojos miran el horizonte,
tu boca busca más aventuras,
te vistes de blanco
exponiendo tu pureza,
pero es el deseo salvaje
el que domina tu cuerpo.
Avanzas como curiosa exploradora
por caminos que quisieras probar,
tu fina elegancia de seda
se desnuda a la indomable naturaleza
de tu verdadero ser.
Pareces una amazonas perdida,
una doncella temerosa,
pero la convicción en tu mirada
revela tu temple firme.Eres una dama de fuego
de exquisita sensualidad,
muy provocativa,
eres una tentación, un pecado
disfrazado de mujer.¿Cuántos amantes tuvo la luna
antes de encontrarse con el sol? ,
bajas la mirada
y la pregunta se diluye en el silencio.
Qué importa el pasado
si hoy tus labios son míos,
si es ahora cuando la reina
se entrega incondicional a su señor.No hay amor sin perdón,
y no hay perdón sin olvido.
Dejemos que el mar nos purifique,
que se lleve todo el mal en sus aguas,
esas aguas creadas de lágrimas,
las tuyas y las mías.
Solo de la libertad del perdón
nace la eternidad del amor que rescata,
aquel que cuida, que consuela.Tus manos se unen a las mías
en un nuevo compromiso,
en un pacto genuino ya sin reglas,
solo una historia de a dos,
de nosotros, en nuestro mundo,
en ese mundo donde al final nos espera,
el verdadero amor.
ESTÁS LEYENDO
Los placeres de la luna
Poésie¿Qué es más fuerte, el deseo sexual o el amor? Cuando la ilusión primaria del enamoramiento decae y los placeres son acallados por la rutina, la luna busca aplacar en otros lugares las ganas que su cónyuge no logra satisfacer. La traición carnal e...