James, el extraño del porche negro.

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Le pago al chofer y bajo corriendo hasta la entrada, entro a la casa.

-Haré una cena deliciosa para papá. –subo a mi habitación y me cambio de ropa poniéndome la ropa más ridícula y apestosa que tenia, bajo a la cocina y comienzo a cocinar. –espero le gusten mis macarrones con queso. –comienzo a poner la mesa y hago un delicioso jugo de fresa, entra mi padre.

-Umm... aquí es de donde viene ese delicioso aroma. –me sonrío.

-Si papá, te hice tu cena favorita, ve a cambiarte mientras te la sirvo. –se va y al rato vuelve. Nos sentamos en la mesa y era la primera vez que no tenía su laptop, lo mire con ternura mientras saboreaba.

-Cariño, te salió delicioso.

-Es la primera vez que no tienes tu computadora en la mesa papá.

-Pues, como nos vamos a mudar necesitamos hablar de unas cosas cariño. –di unos bocados mientras él me hablaba. –aproveché mi tiempo libre en el trabajo y te cambie de preparatoria, también conseguí una bella casa a una cuadra de mi lugar de trabajo. Realmente también quería mudarme cariño, pero no sabría cómo lo tomarías.

-Y, ¿es bonita? –le regalo una sonrisa a mi padre.

-Si hija mira aquí tengo unas fotos. –me enseña su teléfono.

-Es hermosa papá. –sigo viendo las fotos.

-Y mira cariño, tiene la habitación como siempre quisiste con una ventana en forma circular.

-Es perfecta. Gracias papá. –lo abrazo. –se que seremos muy felices aquí.

-También lo creo cariño. –me besa la cabeza. –come hija mañana debemos empezar a empacar porque pasado mañana nos mudamos.

-Si papá. –continuamos cenando y hablando sobre como quiero decorar nuestra nueva casa.

Los días fueron transcurriendo, el dolor del engaño de Hades era cada vez menor, sentía como lo extrañaba.

El fravulloso día había llegado y finalmente dejábamos nuestra vieja casa para poder comenzar nuestra nueva vida en una nueva y hermosa casa. Al pisar por primera vez aquel lugar sentía que todo sería diferente a partir de ese momento, subí eufórica a mi nueva habitación y era hermosa, tenía aquella ventana circular y el sol entraba perfectamente dando una iluminación preciosa a todo aquel cuarto. Me tire sobre mi nueva cama y mi padre veía cuan feliz era, y él era aun más feliz.

-Te traje tus cosas cariño.

-Gracias papá.

Se va a su habitación y me quedo desempacando, colgando las prendas en el placar, podía sentir aquel aire fresco a libertad e independencia poco a poco.

Comencé a ir a la nueva preparatoria, ser la chica nueva nunca es fácil, empecé a relacionarme a partir del tercer y cuarto día. No era muy carismática que digamos, me costaba un poco hacer amistades, acabo de conocer a una chica llamada Laura. Es una wicca, no sé muy bien que eso significa pero según ella son brujas blancas "buenas" por así decirlo.

Le conté a ella de mi experiencia con Hades y no lo creyó tan loco, como Liz, Laura estaba un poco más loca que mi madre. Ella creía que el destino de cada persona estaba fijado por una línea de tiempo con acontecimientos sumamente descabellados, me había contado que había tenido experiencias extra corporales, como por ejemplo, un día dijo que había despertado en el cuerpo de una cabra.

Estaba un tanto loca, me daba un poco de miedo aunque, era muy buena onda. Le había invitado varias veces a casa antes de mi cumpleaños y le comente sobre lo que sucedió entre Hades y Liz, y que yo les había encontrado y su respuesta fue:

El deseo de Perséfone Donde viven las historias. Descúbrelo ahora