CAPITULO 48

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—Vosotros, bestias. Todos mereceis morir. Lo maté. Ahora, os mataré a todos para vengar a mi esposo e hijo.

En ese instante, Chu Qiao vio la mirada en sus ojos.

Por primera vez en su vida, sintió que veía su corazón a través de sus ojos, a diferencia de los tiempos pasados donde su expresión había sido tan impredecible.

En ese instante, ella vio claramente la oleada de emociones en sus ojos, los sentimientos de supresión y
la sensación de decepción.

Yacía allí, derramando sangre de su herida, manchándose de rojo la túnica verde. Miró a su madre en silencio, sin ninguna sorpresa o resentimiento en sus ojos. Todo lo que sentía era una sensación de fatiga abrumadora.

Los vientos soplaron, causando que las cortinas delgadas se balancearan. La sangre fresca en el suelo continuó fluyendo y se ramificó cuando grupos de personas se lanzaron hacia adelante para detener la sangre.

Los gritos de pánico de los sirvientes sonaron una vez más fuera del palacio.

Todo parecía irreal a Chu Qiao:

no podía ver ni escuchar nada.

Su mirada estaba fijada únicamente en sus ojos, mientras los escalofríos viajaban a lo largo de las crestas de su piel, centímetro a centímetro, hasta llegar al fondo de su corazón.

De repente, pensó en una sesión de caza en las tierras altas de Yan Bei hace muchos años. Una madre loba se moría de hambre mientras la pesada nevada arrasaba las montañas. Ella había logrado cuidadosamente capturar un alce. Estaba saboreando su carne en grandes bocados cuando su cría se coló a un lado y le dio un pequeño mordisco. La madre loba se enfureció cuando levantó sus garras para golpear a su hijo, hiriéndolo. El
pequeño lobo se retiró a las ramas de los árboles muy lejos, encogiéndose de miedo y gritando mientras miraba
a su madre, sin atreverse a dar un paso más. La mirada en sus ojos era triste, como un niño que había sido abandonado.

Algunas personas intentaron alejarla, pero ella se negó a irse.

De repente se sintió tan asustada y su sangre se volvió fría. Sus dedos temblaban incontrolablemente.

Ella no quería salir. La sangre le había perforado los ojos. Temía no poder volver a entrar aquí una vez que hubiera salido.

Cada vez más personas se agrupaban a su alrededor, gritando junto a su oído. Su ropa delgada no podía soportar la fuerza que sentía cuando la tiraban, y comenzó a desgarrarse. De repente, exclamó en voz alta y corrió hacia el palacio interior, liberándose de las garras de todos.

—¡Cogedla! —Gritó un guardaespaldas mientras más y más sirvientes corrían hacia ella.

Dio un paso atrás, a medida que más y más escalofríos subían por su columna vertebral.

—¡Soltadla!

De repente, una voz baja y ronca resonó.

Li Ce se tambaleó para sentarse, la herida en su pecho todavía sangraba, mientras la señalaba con el dedo.

—¡Su Majestad! ¡Su Majestad! ¡No se mueva!

Una serie de gritos de repente resonaron. Su cuerpo se derrumbó en la cama mientras una gran bocanada de sangre salía de su boca.

La luz del sol formaba algunas sombras rayadas en las paredes mientras su estado de ánimo caía en las profundidades del abismo. Se quedó fuera de la multitud, incapaz de ver sus rasgos faciales. Solo había una
mano blanca pálida, sin color, colgando hacia afuera de la cama.

Continuara

♥️🖤THE LEGEND OF CHU QIAO (TOMO 9,FINALIZED)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora