Pensó en mí - Capitulo único

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Tatiana se fue, se fue no por decisión propia sino porque Andrés se lo ordenó. Aquella madrugada pelearon hasta el punto de gritarse las palabras más hiriente que pueden salir de la boca de dos extraños que han fingido quererse durante 8 meses.

Andrés de Fonollosa, siendo un hombre calculador, frio y cruel que no era capaz de demostrar empatía o compasión por nadie, culpaba a Tatiana, una mujer apasionada e independiente, de haberle arruinado la vida.

"¿En qué sentido le arruiné la vida?" Esa fue la pregunta que Tatiana nunca fue capaz de responder.

Andrés sabía bien la respuesta, solo no quiso compartirsela porque hacerlo significaría mostrarse vulnerable ante ella y esa no era la imagen que quería que ella tuviera de él. Quería vivir en la memoria de Tatiana como ese demente que conoció una noche afuera de una sala de conciertos y que a los 2 meses ya se había convertido en su esposo, un esposo apasionado, divertido y aventurero. Nada más.

Andrés se quedó solo en el departamento que ambos alquilaron una vez que él abandonó el monasterio. El silencio le retumbaba en los oidos y con la ausencia de Tatiana ahora sí podia entender la sensación de vacío que había en su interior, ahora sí le calaba como un hierro caliente presionando su pecho y estómago.

La partida de ella le tenía sin cuidado, el proceso de divorcio sería rápido y sin titubeos como las otras 4 ocasiones. A su mente llegó Sergio, su hermano. Quien se encontraba en la ardua tarea de reclutar a sus preciados criminales. Personajes que Andrés veía como conejillos de indias pero que su hermano veía como diamantes dispuestos a brillar. Los había estudiado a todos tan bien que ya sentía que los conocía.

Todo esto para que en un mes y medio pudieran irse a refugiar a una casa alejada del bullicio de la ciudad y planear el robo a la Casa de Moneda y Timbre.

Utilizaría ese mes y medio libre para dejar sus asuntos en órden, tener la suficiente medicación para el tiempo que fuese necesario aislarse del mundo, estar divorciado y encontrar la paz mental que cierta persona le había arrebatado al momento de su partida.

Nadie lo sabía, y a veces parecía que ni él estaba consciente de eso, pero Andrés tenía el corazón roto. No por ninguna de sus ex mujeres sino por su alma gemela.

Su querido Martín.

Andrés había sido autor intelectual de acciones aberrantes y reprobables. Había lastimado física, emocional y moralmente a cientos de personas. Era un criminal, un ladrón cuyas acciones provocaron pánico y dolor. Ninguno de esos recuerdos le dolían, no sentía ningún arrepentimiento o vergüenza de si mismo por ello.

Pero sí por algo que le hizo a Martín un mes atrás. Algo que hizo y que no pudo olvidar en ningún momento de los 31 días siguientes.

Lo alejó.

Así de simple se lee el dolor que Andrés le provocó a Martín, pero es tan profundo como el mar. Él lo vió en sus ojos cuando dio la vuelta y se marchó. Martín estaba destrozado y sin saberlo él también.

Y ahora, sentado en la esquina de la cama con el olor de las velas derritiendose asfixiando sus pulmones. No podía concebir la idea de que en algún lugar de Italia estaba su amigo con el corazón roto. No podía concebirlo llorando o dejandose llevar por el alcohol y el sexo entre desconocidos. Estaba asqueado de saberse el culpable de esa miseria y no poder ir a remediarlo.

Quería ir. Buscarlo y pegar las piezas de Martín. Pero no debía hacerlo.

El orgullo pesaba más, la emoción del golpe que planeaba dar junto a su hermano era poderosa, sabía que no viviría más de un año y medio, por lo que la idea de acabar su vida en ese atraco lo excitaba. Y lo haría, enterraría esa sensación de arrepentimiento que era nueva para él. Y se convencería de que Martín de alguna forma iba a encontrar el camino, que se recuperaría y que volvería a ser el genio de los atracos que era antes de perder cualquier voluntad propia por culpa del encanto de Andrés.

Pensó en mí - Berlín & Palermo [LCDP]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora