¿Y Qué Si... Estuviera En Mi Historia?

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Como todas las noches terminaba de editar mi obra Angel Oscuro, como todas las noches junto a mi pareja.

Terminado esto me despide diciendo:

-Buenas noches amor, descansa.

Después de ser correspondido me dispuse a intentar dormir como todas los noches.

Me acosté pensando en todo el futuro de la obra, los personajes y cuán grande haría el universo de los ángeles.

Y así planeando a futuro logré conciliar el sueño entre mis sabanas azules.

Cuando volví a abrir los ojos lo primero que pude identificar fue un computador con apuntes y unos lentes al lado de este.

El lugar se asemejaba a una sala de estar, habían unos muebles de cuero y una mesa de té en el centro de la habitación.

La única ventana me permite ver afuera y deducir que es de mañanita y que abajo hay una carretera transitada.

Al frente hay edificios altos y muchas personas caminando por las aceras, algunos mas deprisa que otros, pero todos en total desorden.

Las palabras de un chico me hicieron volver a la situación aún confundido de dónde estaba y por qué.

Estaba tal como lo había imaginado, cabello de rulos castaño y un mentón definido.

-Cuando le dije esas cosas no pensé que se sintiera mal, me di cuenta de ello hasta que me trató distante días después.

Kerry estaba acostado en uno de los sillones, sosteniendo su cabeza con una mano y con su cuerpo de medio lado.

-¿Ah sí? -Dije sin saber de qué me hablaba. -¿Y quién es la persona?

Todavía no me recuperaba de la confusión ¿Por qué y cuando llegué aquí? Y aún mejor... ¿Dónde es aquí?

Tomé de mi bolsillo el celular para buscar el mapa y la hora pero este no encendía por más teclas que le presionara.

-Vamos doc. No es nuestra primera sesión, usted sabe... Raguel...

Por supuesto sé quien es, solo que no sé si ya me ha comentado que es un ángel. De todas formas me arriesgaré.

-Claro, su amigo el ángel.

Intenté optar por una posición mas cómoda y relajada sobre la silla para no alarmarlo, debo tomar en cuenta que para él, esto es real.

-¡Exacto! -Apuntó el índice en mi dirección. -Mi maldito problema es que soy ciego emocionalmente, difícilmente sé cuando alguien se siente mal y aunque lo sepa, no tengo puta idea de qué hacer.

-¿Has intentado hablar con esa persona y pedir disculpas?

-No, yo no hago eso, eso podría dejarme mal o, en ridículo.

Yo más que nadie lo sabía, él vino de mí y lleva los atributos que yo quise darle, para su desgracia pocos son buenos, en consecuencia, la mayoría son malos y crudos.

Lo necesario para que sea odiado por todo quien lo conozca, excepto por mí que lo creé.

-Eso no te dejará en ridículo, pedir disculpas te suma valor como persona.

Le dije las únicas palabras que sabía con certeza no lo llevarían a malinterpretar.

Si no lo conociera sabría que a partir de hoy intentaría cambiar, sin embargo, Kerry es alguien cerrado de pensamiento.

-Usted no entiende "Doc", la gente toma tus disculpas y las inserta por la cubierta de expulsión de quien las dice.

-No sé qué decirte, ya te di lo que necesitabas escuchar, depende de ti ponerlo en práctica.

Permaneció encorvado recargando se en sus rodilla, seguro meditaba sobre las palabras.

Se colocó de pie y caminó hasta mí con la intención de darme la mano para retirarse del consultorio.

-Sabe "Doc". -Estrechó mi mano. -Ojalá pudiera creer en sus palabras, pero el mundo es una mierda, o te cubres de él o sufres.


TheBerryEditorial

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