CAPÍTULO 3

0 0 0
                                    

Ban

Como si ya fuese costumbre, volvía aparque cada día, sin falta, volvía al árbol que presenció esa escena con aquella chica. No, no iba a buscarla, estaba ahí por que ese árbol fue el que plantó mi madre cuando ella era pequeña y siempre quiso volver para ver su querido árbol, pero temo que ya no pasara y heme aquí, en su lugar vengo cada día desde que lo encontré.

Ha pasado una semana y sin falta venía todos los días a cubrirme del sol y a platicar con mi madre.

Por fin era domingo y todo estaba tranquilo, a excepción de mi, buscaba a la chica por todo el vecindario, tenía una entrevista de trabajo y tenía que ir presentable, era trabajo para pobres y era con un amigo de un pequeño restaurant, pero en mi, nunca falto la presentación.

Caminaba por cada banqueta, donde en cada esquina había un árbol del mismo tamaño y casi la misma figura, para el colmo todos... pero todos tenían rejas, digo... ¡Ni quien esté interesado en robar un árbol!... tenía todo listo, mi mejor playera y mi mejor pantalón de vestir, apenas lo habían tirado a la basura así que aproveche y corte un poco para que me quedara exacto, tan concentrado iba acomodando mi corbata hasta que escuche voces familiares asomándome por un espacio que había entre los árboles.

Nicolas- Madeline... que te sucede?- pregunto preocupado.

Richard- desde hace una semana que no sales... estamos preocupados, tu padre nos dijo que no has comido nada...-

Mire bien y ella estaba en el segundo piso asomándose por la ventana, su cabello estaba un poco desarreglado, sus ojos inchados y su piel cremosa era pálida, cabe destacar su aura, estaba completamente triste.

Célebre internamente por haberla encontrado, realmente me sentía bien de poder tener un empleo más digno y ganar aunque sea algo de comer, el restaurante es nuevo y la clientela no es mucha, aun con mi felicidad, algo dentro de mi se sentía mal por la chica, había recordado que su madre enfermo y ahora ella, esperen... ¿Será una clase de epidemia?... si es así, que se quede con mi saco...

Nicolas- Madeline, calmate no llores... seguro tu padre estaba preocupado, baja un momento...- Grito desesperado.

Madeline- esta bien... no... no me tardo...- dijo con mentira.

En realidad tardo más de la cuenta, no me impresiona, es lo más típico de las mujeres. Por fin bajo y se podía notar su cambio de ropa, era una falda blanca que le llegaba a la rodilla con una playera roja un poco ajustada y levemente escotada que hacía juego con sus sapatillas y su cabello atado en una coleta sostenido con un lazo blanco la hacían ver un poco menos... demacrada, aunque su cara aun era de tristeza, me acerque más para escuchar mejor.

Madeline- oh... Nico, Richi... realmente fue horrible, mi padre... se vio tan horrible...- lloro.

Tal parece que se había contenido demasiado que abrazo al castaño y se oculto en sí pecho mientras el solo acariciaba su espalda para consolarla mientras el otro abrazaba a ambos.

Richard- Mady... sabes que estamos aquí para escucharte y protegerte, además, seguro tu padre tubo una razón...-

Ella se separo mirandolo confusa.

Nicolas- odio admitirlo pero quizás si... ¿Que paso con exactitud?...- La sentó con cuidado.

Ambos la miraban curiosos y ella solo suspiro para poder hablar, pero antes limpio sus ojos y los miro...

Madeline- Mi madre enfermo... tiene mareos y... no quiere comer ni tomar pastillas, el doctor no nos da informes así que... yo salí a buscar algo pero no encontré nada, solo a ese chico que me presto su saco cuando la lluvia estaba en su punto máximo y me cuido hasta que regrese a casa, mi padre estaba preocupado y...- se quedo callada y asustada.

UN AMOR SIN LÍMITES Donde viven las historias. Descúbrelo ahora