único

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Jimin siempre había sido una persona alegre, nunca había sido problemático y era muy inteligente. Tenía muchos amigos, y con muchos se refería a su amigo Taemin y su mejor amigo Sungjin, quienes siempre estaban ahí para él. Era su último año en la carrera de medicina, pues ya iba a recibir su título y de ahí se volvería el mejor doctor de Busan. Al menos eso pensaba él.

Jimin conoció a un chico del mismo edificio de donde él vivía, Jungkook, hacía tres años atrás. Era más conocido como el callado, el serio, y rumoraban que si no lo tratabas con amabilidad, haría un tiroteo y acabaría con tu vida. Jimin jamás se dejó llevar por esos feos comentarios, puesto a que insultar a las personas sólo por su físico no era algo que disfrutase.

Los años pasaban, y el siempre lo veía aislado y serio durante las horas libres. Siempre le pareció curioso, ¿por qué no tendría amigos?

Muchos decían que él los había matado, o los había expulsado de la universidad, pero nadie sabía realmente por qué nadie se molestaba en hablarle. Eso le deprimía a Jimin, ya que no era fan de ver personas solitarias e ignorarlas.

"Jimin, ¿siempre sí entregaste el ensayo por adelantado? eres el único que lo ha entregado ya, así que ayúdame a rellenarle un poco en las últimas quince hojas" le preguntó Sungjin, mordiéndose el labio inferior mientras tomaba su bandeja del almuerzo.

Pero Jimin enfocaba su mirada en aquel pelinegro con ropa oscura y unas botas gigantes que si te pisaban el pie, te rompían todos los dedos.

"¿Jimin?" volvió a preguntar, llamando esta vez exitosamente la atención del rubio, que se giró de inmediato y sonrió, haciendo que sus ojitos desaparecieran.

"Oh sí, perdóname. Claro, puedes copiarlo, pero asegúrate de que las palabras no sean las mismas" le respondió el pequeño Park mientras abría su leche de plátano y le colocaba una pajilla blanca.

Los días después de aquel proyecto de los estudiantes de medicina fueron bastante duros, ya que muchos reprobaron sus ensayos. Por suerte, Jimin lo aprobó y pasó con noventa y siete. La mitad de aquel año para finalizar su carrera le emocionaba, ya que finalmente podría irse de viaje al conseguir su título, casarse y formar una hermosa familia.

Aunque Jimin jamás pensó que después de aquel día, aquel plan de vida se iría a la mierda.

Eran las ocho cincuenta y dos, habría una fiesta en los dormitorios del edificio vecino y Jimin estaba emocionado ya que Taemin lo había invitado. Nada podría salir mal, ambos compartirían un buen rato juntos y si era posible, conocerían chicas o se integrarían a grupos de chicos populares. Al menos esa era la perspectiva de Jimin.

"Nueve con diez y si no te veo ahí, despídete" bromeó Taemin, saliendo del dormitorio mientras Jimin se colocaba una chaqueta de mezclilla. Lucía bastante guapo, incluso con esas gafas negras aunque el sol ya hubiese desaparecido hace bastante rato. Salió entonces de su habitación, cerrándola con llave para guardar ésta última en el bolsillo de sus jeans negros. Bajó hacia la planta baja, y justo al pasar por los pasillos oscuros cerca de la máquina expendedora, se encontró a un chico bastante peculiar bebiendo alcohol.

Jimin se sorprendió de inmediato, asustándose "¡Oye! ¿cómo conseguiste eso? si te ven bebiendo a solas seguramente van a suspenderte..."

El chico que vestía de negro se giró, apartando sus cabellos de su frente. Miró a Park sin una expresión en su rostro, y sólo parpadeó.

Era el chico que siempre se encontraba solo, ¿qué hacía ahí?

"¿No quieres venir? Hyunjin hizo una fiesta divertida, seguro hay más alcohol por ahí" le sonrió el bajito, y Jeon sólo negó levemente con la cabeza. "Vamos, será divertido" Jimin se acercó al chico, tomando su mano juguetón, pero esta fue apartada de inmediato. Park se avergonzó un poco.

His smile - Kookmin O. SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora