Poco se sabía del pequeño pueblo escondido en las profundidades del bosque. Era una simple aldea con apenas un puñado de habitantes, la mayoría de ellos solo iba de paso, algunos forasteros solo se hospedaban para descansar y seguir su camino al días siguiente.
Al ser un lugar pequeño las noticias se hacían grandes, la novedad del momento era una particular joven que se encargaba de sanar a los enfermos.
Sus remedios son milagrosos, decían las señoras.
Sus ojos son como joyas, exclamaban los muchachos
Es una bruja, aseguraban los religiosos
A pesar de los constantes susurros que se escuchaban tras ella, la joven siguió en el pueblo, callada y amable curaba a quien se le presentara a la puerta.
La guerra estalló en el reino, y con esto miles de guerreros fueron a una brutal batalla.
El pueblo estaba a salvo pues su localización era muy lejana a los puntos de ataque... o eso creíanHasta que un día un nuevo forastero apareció, mal herido y con sangre escurriendo de todo su cuerpo cayó frente a la puerta de la bruja
Una capa y capucha cubrían la armadura del que parecía ser un guerreroLa chica decidió quitarle el escudo que lo delataba como perteneciente al reino enemigo, lo último que quería es que el pueblo linchara al forastero.
Le tomó días curarlo por completo y el misterioso joven se mantenía inconsciente
Una mañana en la que la chica se levantó a cambiar los vendajes, el guerrero abrió los ojos y la miró fijamente, le algo susurró en un idioma que ella no entendió y de inmediato volvió a dormir
Ella solo sonrió y retomó sus tareas del día
Poco a poco el guerrero iba mejorando, nada más salió de su boca desde que le había dicho esas palabras y solo le agradecía silenciosamente todas las atenciones.
El ya estaba totalmente curado pero permanecía a su lado
Salía todos los días a cazar y preparar la comida para ambos, en el pueblo ya se habían acostumbrado a el nuevo y desconocido habitante.Una noche en la que ella leía y el afilaba su espada, el guerrero por fin habló
-No me has dicho tu nombre- su voz era profunda y tenía un extraño acento
-Hablas tan poco que en verdad no sabía si podías entenderme
-Sentía que si hablaba se rompería alguna clase de ilusión
Ella dejó su libro- Mi nombre es Raven
-Ese no es tu nombre real
-No, no lo es. Pero prefiero que así me llamen. Cual es el tuyo?
-Robin.
Raven lo miro con burla sabiendo que él también mentía sobre su nombre
-Un placer, Robin....
No lo sabían, pero por alguna razón sus almas parecían atraerse y querer amarse hasta consumirse en una sola. No había una explicación clara a lo que sentían.
Eran jóvenes y apasionados, tal vez el destino quería divertirse un rato.
Compartieron los siguientes días amando la compañía del otro.
Terminaban sus apasionadas noches abrazados frente al fuego, con Raven sobre su pecho temiendo el día en el cual su guerrero se fuera.-Tengo qué decirte algo- susurró el
-Temo que si hablas de dónde vienes y a donde vas, esto se vaya a acabar- Raven le miró preocupada